El Fidel que todos los cubanos conocemos
Al referirse a su entrañable amigo Fidel Castro Ruz, el Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez expresó: «Sueña con que sus científicos encuentren la medicina final contra el cáncer y ha creado una política exterior de potencia mundial, en una isla 84 veces más pequeña que su enemigo principal. Tiene la convicción de que el logro mayor del ser humano es la buena formación de su conciencia y que los estímulos morales, más que los materiales, son capaces de cambiar el mundo y empujar la historia».
Ese es el Fidel que conoce el pueblo de Cuba, el líder intachable y ejemplar, pero también el ser humano preocupado por los problemas de su país y del mundo; una persona cargada de buenos sentimientos, los que, mezclados con su talento y tenacidad, lo convirtieron en el hombre inmortal que es hoy.
No obstante, no podemos dejar de imaginarlo como un héroe y a veces hasta mitificarlo.Su imponente imagen con su elevada estatura y, ante todo, su chaleco moral, en ocasiones impiden que lo veamos como un hombre común, el Comandante en Jefe no lo fue, nunca lo ha sido.
«Una cosa se sabe con seguridad: esté donde esté, como esté y con quien esté, Fidel Castro está allí para ganar. Su actitud ante la derrota, aún en los actos mínimos de la vida cotidiana, parece obedecer a una lógica privada: ni siquiera la admite, y no tiene un minuto de sosiego mientras no logra invertir los términos y convertirla en victoria», Gabriel García Márquez.
Es ese nuestro Fidel, el Fidel de Cuba entera, el que los cubanos conocemos, quien nos inculcó la fe en la victoria y nos enseñó a luchar por ella. No hay mejor homenaje para nuestro Comandante en Jefe en este cumpleaños que ser fieles a sus ideales, a su modo de ser y, especialmente, de actuar.
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