Luego de realizar los exámenes de ingreso a la Educación Superior, estaba ansioso porque llegara la citación del Comité Militar para la comisión de reclutamiento; allí manifesté mis deseos de cumplir el Servicio Militar en la gloriosa Brigada de la Frontera.

Pasaron unos días, y con ello llegó la noticia de que lo haría en la Primera Trinchera Antiimperialista de Cuba y América Latina.

Estaba consciente, desde el primer momento, que ello reservaba sentimientos encontrados; la lejanía que suponía de la familia entrañó una de las sensaciones más difíciles en mi vida,que se regocijaba cada día en saber que cumplía con la Patria, la tierra en que nací.

Fueron días difíciles, de intensa preparación física y psicológica para la defensa del país ante situaciones de agresión externa,pero no todo en campaña es difícil, fue uno de los momentos más instructivos en esta etapa, en la que aprender no solo se sintetizó en grabar conocimientos, sino en aplicarlos en el futuro.

Allí junto a mis compañeros, que sentí la familia más cercana, adquirí conocimientos de infantería, es decir, los tipos de marchas; topografía para saber orientarnos en el terreno; cómo portar el arma, su mantenimiento, arme y desarme, entre otras cosas interesantes.

Estoy seguro que muchos afirman que el Servicio Militar es obligatorio solamente en Cuba, pero no es así, pues unas 70 naciones lo tienen establecido por ley. Al contrario de lo que opinan muchas personas, el Servicio Militar nos prepara para nuestra vida futura y para defenderla patria hasta las últimas consecuencias.

Hoy, siento orgullo inmenso de haberlo cumplido en la gloriosa Brigada de la Frontera, unidad que, como catalogase nuestro General de Ejército Raúl Castro Ruzdebe ser ejemplar entre ejemplares, y en la que segundo a segundo se defiende la Patria, la Revolución y el Socialismo.

Es un privilegio que tenemos pocos, pues mientras todo el pueblo cubano dormía tranquilo, nosotros estábamos cuidando su sueño, como guardianes insomnes de la Patria, del enemigo que mantiene esa ilegal base naval hace más de medio siglo.

Allí tuve la oportunidad de dirigir por primera vez un Comité UJC, junto a un grupo de valiosos muchachos y muchachas, que unidos a sus responsabilidades diarias, tenían la tarea de guiar a la entusiasta masa de jóvenes comunistas, fue una experiencia y una tarea difícil, pero no imposible, que me aportó mucho como dirigente juvenil.

Hace unos días terminé, ahora toca cumplir otra tarea:losestudios de Periodismo en la mambisa Universidad de Oriente, pero nada impedirá que sigasiendo un soldado de la Revolución, presto a empuñar elfusil cuando sea necesario, porque como diría nuestro mártir Ramón López Peña, asesinado durante su servicio de guardia en una de nuestras postaspor los marines yanquis «esto es y continuará siendo de Patria o Muerte».