Manifiesto para una guerra sagrada
Conquistar la independencia de Cuba, establecer una república «con todos y para el bien de todos» y poner freno a la expansión yanqui sobre las tierras de América fueron los objetivos de la contienda bélica que José Martí llamó «Guerra Necesaria». Gran parte de su actividad y todo su talento ―para finales de la década del 90 del siglo xix― estuvieron dedicados a ese fin.
Martí no tenía formación militar yno llegóa acumular experiencia combativa, pero la profundidad de su pensamiento adquirió todo su esplendor precisamente en el terreno estratégico, donde realizó mayor cantidad de aportes. Fue responsable ―junto a Máximo Gómez― de la elaboración y firma de los más importantes documentos militares emitidos hasta el día de su muerte. Entre ellos destacan registros de extraordinaria trascendencia en el arte militar cubano: las circulares «Política de la Guerra» y «A los jefes y oficiales del Ejército Libertador».
Este último documento es referencia obligatoria a la hora de estudiar el pensamiento militar martiano. Según especialistas del Centro de Estudios Militares de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, las posibilidades del triunfo hubieran sido mayores si los principios de esta circular se hubieran convertido en la doctrina militar del ejército.
No es menos cierto que la estrategia general de la guerra ya había sido expuesta en el «Manifiesto de Montecristi» el 25 de marzo de 1895, pero después llegar a Cuba y constatar objetivamente la realidad de las condiciones y necesidades de la nueva campaña, se hacía inevitable un instrumento prácticopara orientar a los jefes en cuestiones específicas en aquel momento crítico de reorganización de las fuerzas revolucionarias.
Firmado el 26 de abril de 1895, el legajo dirigido a los principales mandos militares de la guerra independentista, buscaba establecer directricesclaras sobre la disciplina, la unidad de mando y la articulación entre la dirección política y militar.
En esta circular se ratificó la necesidad de la vía armada como único recurso para alcanzar la independencia y, en consecuencia, se apuntó que no se aceptaría jamás reforma alguna ofrecida por España, y se rechazaron, además, tendencias como el anexionismo y el autonomismo que ponían en peligro el adecuado desarrollo de la guerra.
De manera explícita, y con un tono conciliador pero firme, el documento equilibraba pragmatismo militar y principios organizativos. Era evidente el desafío que entrañaba una nueva cruzada que combinaba veteranos de la Guerra de los Diez Años con nuevos contingentes, y la urgencia de cohesionar un movimiento heterogéneo.
Posterior a este texto ―y a pocos días de su caída en combate―Martí y el dominicano rubricaron otros documentos de magnitudsemejante. Sin embargo, la circular «A los jefes y oficiales del Ejército Libertador» pasa a la historia por la claridad y justeza con la que se gestaba aquel proyecto en armas: «La guerra por la independencia de un pueblo útil y por el decoro de los hombres vejados, es una guerra sagrada, y la creación del pueblo libre que con ella se conquista es un servicio universal. El que pretende detener con engaño la guerra de independencia, comete un crimen».
Fuentes consultadas:
Rodríguez Portela, Fernando. El pensamiento militar del Mayor General José Martí. Casa Editorial Verde Olivo, 2004.
Martí, José. «Carta dirigida al general Máximo Gómez el 20 de octubre de 1884». Obras completas.
Pichardo Viñals, Hortensia. Selección y comentarios:«Lectura para Jóvenes. José Martí».Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, 1960.
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