Juan Estrada Viamonte, un caravanista de Bayamo
El bayamés Juan Estrada Viamonte tiene el honor de haber sido combatiente de la lucha clandestina, integrar la Columna 1 de Fidel, el III Frente de Almeida y formar parte de la Caravana de la Libertad.
Juan Estrada Viamonte nació el 9 de diciembre de 1939 en Tamayito, Bayamo.
«Un barrio de 11 casas incluyendo la de mi abuela, donde radicaba la escuelita. En esta estudié con una maestra que era sobrina de Antonio Maceo. Allí, sin zapatos y con un pantalón hecho con saco de harina, llegué hasta el cuarto grado».
A partir de este, con unos 9 años, no pudo estudiar más.
«Entonces me dediqué a trabajar con mi padre en el naranjal de un gallego, cercano al barrio; donde ganaba 20 kilos por saco de naranja que recogía».
A los 15 años (1955) comenzó sus actividades clandestinas en una cédula de Jabaquito, el otro barrio más cercano.
«Fui jefe de esta cédula, formada por 17 hombres que a la vez se subordinaba a Orlando Lara. Las principales misiones eran regar grampas en la carretera hacia Manzanillo, cerca del Dorado; acciones contra el sistema eléctrico, con cadenas lanzadas a los cables y tumbar postes. Para esto nos movíamos en bicicletas para El Dorado y de noche salíamos a pie por el monte hasta ese lugar».
En febrero del 57 tuvo que irse de Bayamo hacia a Camagüey. Luego vino para Río Cauto. Y en el mes de julio regresó a su ciudad para marchar para la Sierra junto a dos compañeros más.
«Lo hicimos a través de Bueycito y las Minas de Buey Arriba. Así llegamos al Hombrito, donde estaba el puesto de mando del Che que luego pasó a Pata de la Mesa. Allí estuvimos 3 días; hasta que nos recogió Amado Estévez, quien nos condujo para Palma Mocha, un campamento de Fidel».
Viamonte llevaba un fusil Máuser 30.05, chiquito, regalado por un campesino en el llano, más un revólver 38.
«Pero cuando llegué a la tropa de Fidel, este me lo quitó porque yo era muy joven, según me dijo»
Un día Fidel lo mandó con Pancho Tamayo quien trasladaba recursos desde Peladero.
«Por allí recogía mercancías, recursos, comida…, de la que subía del llano. Y en una mochila grande de saco que le decían managüí, con sogas, muy pesada, se las llevaba a Fidel»
El 4 de mayo de 1958 Fidel dio la orden de agrupar a todos los hombres que podían manejar un fusil y prepararlos para enfrentar la ofensiva de Batista (de verano).
«En ese momento Pancho Tamayo me llevó hacia Las Mercedes. Y fui asignado a una fuerza pequeña, 11 combatientes, de Ciro del Río. Me entregaron un Sprienfield, grande, que ordenaba Fidel. Y tomé parte en los combates de San Lorenzo, Meriño, en el segundo de Santo Domingo, La Jeringa, Cerro Pelado. Y en medio de eso cumplí misiones en la desembocadura de los ríos La Plata y La Magdalena porque se esperaba un desembarco del enemigo procedente de Santiago»
Luego de la derrota a la ofensiva enemiga Fidel lo incluyó en una tropa pequeña de artilleros (10 hombres) con 2 ametralladoras 50, 2 cañones antitanques de 25 mm y unas minas artesanales; bajo las órdenes del teniente Fidel Vargas.
«Con este pasé para el III Frente de Almeida en los primeros días de octubre del 58. Al llegar a su campamento en La Lata, fui enviado para la tropa de Guillermo García cerca de la carretera central. Bajo su mando participé en varias emboscadas, en la toma de Dos Palmas, Maffo y Palma Soriano, como ayudante de uno de los cañones antitanques»
Después de la batalla de Guisa Fidel llegó a Contramaestre y les habló del cerco a Santiago.
«Se nos asignó una posición con el cañón más arriba de Ferreiro, antes del Caney; pero eso no fue necesario, porque a media noche del 31 de diciembre se conoció de la huida de Batista»
Entonces el 1ro de enero, bien temprano, se trasladaron en vehículos con toda la tropa de Guillermo y algunos de Almeida para el Cuartel Moncada, ya rendido a los rebeldes. Dentro de este y en sus alrededores se reunieron además fuerzas de Raúl, Hubert Matos y René de los Santos.
«Por la tarde de ese día Guillermo ordenó formar una caravana con sus fuerzas, otras de Almeida, Raúl…y moverse hasta El Cobre. En primer orden ubicaron una tanqueta, después un camión de seguridad seguido de un Chevrolet con mi tropa de artilleros; otros vehículos, varias zorras con tanques…, hasta unos 30 medios. Pero nadie conocía su destino»
Se formaron en el propio pueblo del Cobre.
«Sobre las 8 de la mañana del día 2, arribó Guillermo con la orden de que esa sería la Caravana de la Libertad que saldría para La Habana con Fidel al frente»
Más o menos a las 9 arribó el Comandante en un jeep manejado por Vazquecito (Alberto Vázquez García)
«Quien ya le manejaba a éste en Santiago por orden de Raúl; y se ubicaron detrás de la tanqueta adonde se trasladó Fidel. De inmediato y salimos rumbo a Bayamo. En el recorrido de unas 6 horas hasta Cautillo tuvimos la cobertura de las fuerzas rebeldes dispersas por la zona; más la de miles de ciudadanos de caseríos, barrios, pueblos y ciudades que nos vitoreaban. Fidel alternaba entre la tanqueta y el jeep; desde donde saludaba al pueblo»
En este lugar esperaban los mandos del Puesto de Bayamo para negociar su rendición.
«Allí comimos algo. Y sobre las 6 continuamos viaje. Entramos a la ciudad ya oscuro. Fidel tomó la calle General García en el jeep hasta el Ayuntamiento en el parque Céspedes; pero la mayoría de los medios con nosotros se quedaron cerca de los elevados de la carretera central»
Un grupo de rebeldes, incluyendo a Viamontes, fue a pie hasta el parque para escuchar a Fidel.
«Además yo llevaba la idea de ver a alguien de la familia; lo cual no ocurrió entre tanta gente, donde casi no se podía caminar»
Viamonte solo reconoció a un vecino de Jabaquito.
«Dile a mamá que estoy vivo y bien, que voy para la Habana»
Sobre las 9 del día 3 partieron hacia Holguín. Allí el acto fue más breve.
«También se unieron otras fuerzas del II y el IV Frente, lo que alargó la caravana. Y apareció otro chofer enviado por Raúl. Se trataba de Leoncito (José León), un habanero para que le manejara a Fidel en la capital. O sea, este y Vazquecito comenzaron a alternar en el jeep»
De esa forma los caravanistas se movieron por la carretera central vía Tunas, donde pasaron la noche. Y muy temprano, el día 4 partieron hacia Camagüey hasta el Regimiento Ignacio Agramonte. Pero Fidel le habló al pueblo en la Plaza de La Caridad. Pasaron la noche allí.
El día 5 continuaron para Ciego de Ávila y Sancti Spíritus. Habló en esta última casi a la media noche. Temprano tomaron rumbo a Santa Clara; ciudad aún con las huellas de los combates dirigidos por el Che días atrás.
«Allí en el Parque Vidal se dio otro gran acto de masas»
Luego la caravana salió de Santa Clara.
«Pero a unos 10 km una parte nos desviamos con Fidel hacia Cienfuegos. Allá también el Comandante le habló a la concentración del pueblo y a los héroes del 5 de septiembre de 1957. Salimos temprano el 7 de Cienfuegos por un terraplén directo a Aguada de Pasajeros, donde esperaba el resto de la caravana para continuar hacia Matanzas. Aquí se dio otro acto e hicimos noche»
Antes de partir hacia La Habana, Fidel realiza una rápida visita a Cárdenas en homenaje al líder estudiantil José Antonio Echevarría.
En la mañana del día 8 la Caravana de la Libertad partió hacia su último tramo: Matanzas-Habana.
«Hicimos una parada cerca de la fábrica de cerveza del Cotorro. Fidel también le habló a la gente»
En La Virgen del Camino lo esperaba Camilo, que montó junto a él. Luego, ya oscuro, continuaron hasta tomar la Avenida del Puerto.
«Frente al Estado Mayor de la Marina estaba fondeado el Yate Granma; entonces Fidel se bajó, subió a este y lo inspeccionó. Fue rápido»
Tras esta parada, la caravana se detuvo en el Palacio Presidencial. Tomó la Avenida Malecón y subió por toda calle 23, cruzó el puente del Almendares y siguió a través de la calle 41.
«En la calle 33, cerca de La Ceguera, giramos y buscamos la posta 6 de Columbia, que no era de las entradas principales al cuartel. Llegamos al Estado Mayor tarde en la noche. Fidel le habló al pueblo desde una tarima construida frente a este. Yo estaba cerquita.
Recuerdo las palomas blancas que se le posaron en los hombros, y de su frase, ¿voy bien, Camilo?
»Esa misma noche Guillermo nos mandó para Managua. Llegamos de madrugada»
Fuentes consultadas:
- Entrevista personal del autor al protagonista y el libro El último combate, del Comandante de la Revolución Guillermo García Frías, Ediciones VO 2019.
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