Esta historia tienen que conocerla

12 de Agosto de 2022

Foto: Cortesía del autor

La sombra de un frondoso árbol me permitió disfrutar de la algarabía. El encuentro de niños y maestros, después de un largo aislamiento por la covid-19, llenó de orgullo a padres, tíos o abuelas,que como yo,no deseaban perderse una sola de las actividades y dejar, ahora con la nueva tecnología digital, grabado cada hecho.

 

El escudo con la palma realysus colores, la llave, el sol consus rayos tropicales y otros detalles, ya se encontraba en la tribuna. La bandera de la estrella solitaria con el triángulo rojo evidencia de la sangre derramada, el blanco de la pureza de los ideales y el azul del cielo de la Isla, esperaba muy bien custodiadapara que manos de futuro la hicieran ondear cuando en total silencio, se iniciaran las notas del himno de Bayamo.

 

En la espera del acto pasaron frente a mi vista, cual antigua película de veinticuatro por segundos, imágenes de la época en que estudiaba el sexto grado.Mi maestro era un excelente comunicador y un patriota sin discusión, por eso recordé…

 

”En el Bayamo del siglo XIX, de amplia tradición cultural, residían personas letradas, ricos, de clase media y esclavos, que desde hacía tiempo soñaban con la libertad de la tierra amada.

 

”Carlos Manuel de Céspedes del Castillo, por sus definidos principios, protagonismo y jerarquía de jefe,tuvo a muchos seguidores. De su autoría es el himno republicano. Junto a sus coterráneos José Fornaris Luque y Francisco del Castillo, crearon la primera canción romántica y trovadoresca cubana: LaBayamesa, composición musicalconvertida en una de las más bellas expresiones de pasión que al escucharla evoca dulzura,melancolía y remembranzas de nuestra bandera, himno y tradiciones.

 

”En el largo proceso de conspiraciones por la independencia surgió el himno del despatriado, una muestra de que los cubanos en el extranjerodeseaban por igual la soberanía de la tierra donde nacieron. Muchas fueron las expresiones del sentimiento de amor por la patria”.

 

La clase magistral de mi maestro sobre los actos cívicos al final de la semana y la creación del himnonacional, no la puedo olvidar;tampoco que cada viernes los pioneros usábamos el uniforme impecable y con una disciplina casi militar entonábamos sus notas con gran orgullo.

 

En ella supeque “el 14 de agosto de 1867, el comité revolucionario de Bayamo se reunió en la casa de Pedro Figueredo Cisneros, Perucho, para tratar asuntos sobre el movimiento de liberación. Ese díale sugirieron a Perucho, por sus amplios conocimientos musicales, que compusiese La Marsellesa nuestra. Pasó toda la madrugada en ese empeño y logró  escribir la música del que llegaría a ser el himno nacional, en un principio conocido comoLa Bayamesa, expresión de su carácter revolucionario y del lugar en que nacía la rebeldía.

 

Ya el 8 de mayo de 1868, el propio Figueredo le solicitó al músico Manuel Muñoz Cedeño la orquestación, la cual debía llamar al combate y a la victoria. La acogida del arreglo musical fue tan especial que el músico y patriota decidió convenir su estreno con el padre José Batistaal finalizar la misa, aprovechando una de las festividades religiosas en la que estaría presente Julián Udaeta, gobernador español, casado con una criolla. Al mes siguiente, el 11 de junio de 1868, se interpretó en la Iglesia Mayor de Bayamo”.

 

Lo que siempre me gustó de esa anécdota fue lo que sucedió cuando el maestro terminó su demostración.

 

En tanto, en el amplio patio de formación, testigo de innumerables actividades, el volumen de las risas, los cuentos de los alumnos fueron desapareciendo, parecía que dentro de unos instantes ya vería a mi «pequeño gigante», al final de su fila. Pero no, aún había tiempo para terminar con mis memorias.

 

”Desde horas tempranasla iglesia estaba repleta.En el ambiente existía cierto misterio y se miraban a hurtadillasquienes conocían lo que sucedería. Terminó la misa. El silencio imperó. La mano del director de la orquesta trazó una línea en el aire... Los presentes suspendieron hasta la respiración. La marcha irrumpió vibrante y clamorosa, con el vigor solicitado. Nada por mucho tiempo pudo ser comparado con lo sucedido.

 

”Al salir la procesión, los músicos repitieron una y otra vez la melodía de calle en calle. Las personas estaban deslumbradas. El gobernador español, muy sorprendido por tal osadía, advirtió que la banda no había tocado ninguna partitura religiosa y solicitó la presencia de su director. Este le informó que la composición pertenecía al señor Pedro Figueredo.

 

”Entonces, Udaeta mandó a llamarlo, y Figueredo de manera serena le dijo:

 

—Señor gobernador, no me equivoco al asegurar, como aseguro, que no es usted músico. Por lo tanto nada lo autoriza para decirme que es un canto patriótico.

—Dice usted bien, no soy músico, pero tenga la seguridad de que no me engaño. Puede usted retirarse con esa certidumbre―dijo Udaeta.

 

”La marcha se popularizó, se silbó por las calles y presidió los actos de la Sociedad Filarmónica.

 

”Iniciada la Guerra de los Diez Años, el 10 de octubre de 1868, el alto mando del Ejército Libertador determinó proceder a la toma de Bayamo,y dar el primer golpe certero contra las fuerzas españolas. La ciudad fue tomada por los mambises guiados por Céspedes el 20 de octubre. La capitulación se firmó a las once de la noche y la historiala marcó como la primera victoria cubana.

 

”Ese día en medio de la alegría, el bullicio de las tropas y de una avalancha incontenible al lado de su líder y otros revolucionarios, montado en su caballo Pajarito, Figueredo extrajo una hoja de su cartera, cruzó una pierna sobre la montura del caballo y escribió la letra de las dos primeras estrofas de la marcha, que al parecer ya las tenía pensada. Aquel papel pasó de mano en mano y el canto se multiplicó. Así, catorce meses después de interpretada la música en la iglesia mayor de Bayamo, el 20 de octubre de 1868, se completó el nacimiento del himno nacional en la primera ciudad libre de Cuba”.

 

El himno de Bayamo, tal como es interpretado actualmente, tiene carácter oficial desde que el presidente Tomás Estrada Palma hizo que fuera circulado por el extranjero, y a la vez aceptó que las bandas militares y civiles lo ejecutaran en las ceremonias y actos públicos.

 

Los clarines y la vibración de la marcha guerrera sumado a las decenas de voces infantiles cantando los cuatro versos decasílabos, con el énfasis imperativo de ¡Al combate corred, bayameses! / Que la patria os contempla orgullosa…me extrajo de mis pensamientos, yde inmediato sentí, como todas las veces que lo escucho y canto, que mi corazón latía fuerte, mi piel se erizaba ymi voz, sumada alcoro gigante, confirmaba el compromiso de que morir por la patria es vivir.

 

Terminado el actocada grupose encaminó a su aulapara adentrase en el mundo del saber. Pero antes,como siempre, corriendocomo todo niño de doce años: «Abuela, abuela un beso, más tarde nos vemos». Entonces al verlo alejarse pensé: Esta historia tienen que conocerla.

 

Bibliografía

 

Díaz Gil, Hildelisa: Entre azules, blancos y rojos, Cuba mi patria, Casa Editorial Verde Olivo, 2020.

 

Gay-Calbó, Enrique:Los símbolos de la nación cubana, Editorial Boloña, Oficina del Historiador de la Ciudad, 1999.

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