Cirilo, Cecilia y el retrato de una época
En la Cuba colonial de 1812, mientras en la isla aparecían las primeras inquietudes fundacionales, vino al mundo, en un ingenio pinareño,quien sería una de las figuras centralesde la literatura cubana del siglo XIX: Cirilo Villaverde.
Testigo de los principales conflictos raciales y tensiones políticas que marcarían su época, este escritor, profesor, abogado de formación y patriota por convicción, viviría entre dos mundos: la colonia española en la que nació y el exilio norteamericano donde moriría sin alcanzar a ver una Cuba independiente. Su obra se convertiría en testimonio fundacional de la novela cubana.
Con once años se traslada a La Habana para continuar sus estudios y a los dieciséis matricula en el Seminario de San Carlos, donde estudia Filosofía.A la vez se adiestra en la especialidad de dibujo en la Academia de San Alejandro. En 1834 se gradúa de bachiller en leyes y ejerce por breve tiempo la profesión de abogado; pero no es hasta 1937 que se da a conocer como escritor de costumbres y novelista.
Es necesario apuntar que la novela, como género literario, no hace su aparición en Cuba hasta el momento en que impera el romanticismo. En los primeros bocetos narrativos de autores cubanos predominaba el gusto romántico, debe señalarse la fuerte influencia que sobre la ficción ejerció el costumbrismo. Es esa literatura la que invade el campo de la novela y prevalece durante todo el siglo XIX y de la que Villaverde fue pionero.
Publica sus primeros relatos breves —de exaltado carácter romántico— en revistas literarias reconocidas. Mientras hace uso de un amplio abanico de efectismos (a veces espeluznantes) y temáticas relativas a la muerte, violencia, incestos, fatalidades y confusiones va explorando otros modos dentro de la narrativa para acercarse a lo que sería su obra de mayor empeño: Cecilia Valdés o La Loma del ángel. No abandonaría del todo ciertos tópicos o recursos, pero el mérito esencial de esta novela radica en la descripción de la vida y las costumbres de la sociedad cubana en las primeras décadas del siglo, y en el acierto con que están trazados los personajes principales.
Sin embargo, lo curioso de esta obra es que su primera parte vio la luz en 1939, pero su autor no llegaría a terminarla hasta 1979 para publicarla íntegramente en 1882. Serían las circunstancias y contingencias de su vida las que lo mantendrían alejado de las actividades literaria por algunos años.
Para entonces ya había comenzado a desarrollar actividades de orden político y a conspirar a favor de la independencia. En 1848 fue encarcelado por su implicación en la Conspiración de la Mina de la Rosa Cubana, liderada por el general Narciso López, su amigo. Meses más tarde escapa de la prisión y se instala en Estados Unidos donde trabaja como maestro, escribe en diversos periódicos y revistas entregado completamente a la labor separatista.
Contrae matrimonio en 1855 con la extraordinaria conspiradora Emilia Casanova (1832-1897), aliada, amiga y la mejor colaboradora en las labores revolucionarias y docentes. Tres años después —por una amnistía—consiguió pisar nuevamente el suelo cubano y funda la revista La Habana, aunque regresaría en 1961 a Estados Unidos. Allí se suma a la Junta Revolucionaria de Nueva York al estallar la guerra de los Diez Años.
Con el fin de esta primera contienda, Villaverde recurre nuevamente a la literatura y da termino a su obra cumbre, Cecilia Valdés. Regresaría a Cuba, por última vez, en 1888 durante un brevísimo tiempo para retornar a Nueva York, donde descansó para siempre el 23 de octubre de 1894.
«Ningún historiador ha podido igualar a Villaverde para dar a conocer aquella época. Nadie ha descrito con mayor seguridad ni más hondaemoción humana la vida del esclavo en el ingenio, ni las diferencias sociales entre la clase privilegiada de los amos y la de los desheredados libertos, relegados al más bajo peldaño de la sociedad porque fueron esclavos y eran descendientes de esclavos. «La novela de Villaverde es un alegato antiesclavista […]»; afirma Max Henríquez Ureña en Panorama histórico de la literatura cubana.
Cecilia Valdes sentó las bases de la narrativa insular y abrió caminos para la novela realista hispanoamericana. Su exploración de la identidad, el racismo y la justicia social es, incluso hoy, debate abierto en el panorama cultural contemporáneo.
Fuente consultada:
Panorama histórico de la literatura cubanaTomo I de Max Henríquez Ureña. Editorial Félix Varela. La Habana, 2006.

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