Apuntes de un diario: 24-27.6.1988
Los días 24, 25 y 26 de junio de 1988 fueron de ajetreo constante entre las bases de Lubango y Cahama. Una noche dormíamos acá y otra allá. Aunque ese día 25 nos llegamos hasta las unidades de Tchipa, a 65 km de Namibia. Así adquiría más experiencia en las travesías, buscaba detalles, fijaba objetivos en el terreno y los comparaba con el mapa. Esto me daba confianza en la navegación durante vuelos rasantes.
El día 27 sobre las 0600 hr partimos de Lubango y aterrizamos en Cahama. Nos fuimos a desayunar a la guardia combativa y cerca de las 0900 hr nos llamaron para otra misión, esta hacia Tchipa con un jefe y varios oficiales menores.
Cádiz despegó y sobre Cahama activé el cronómetro y el DISS-15 (sensor de velocidad y deriva Doppler). Comencé a navegar, en breve el corazón me palpitó como un tambor porque el jefe se había sentado en el puesto del técnico,y éste, que no era Bong sino uno de quien no recuerdo el nombre, pasó al frente donde va el tirador de ametralladora. Ante esto sentí incomodidad, pero continué en mi labor y puse más cuidado.
Transcurridos dos o tres minutos vi de reojo cómo el jefe sacaba un mapa de su chaqueta camuflada, pero no amarillento y viejo como el mío, sino verdoso y de mayor escala. —piloto, ¿cuántos minutos de vuelo son hasta Tchipa?—, me preguntó llevando el documento frente a mis ojos,—dieciséis, compañero general— le respondí,y él agregó —entonces, hasta aquí son 8 o 10—,señalando un punto a mitad de ruta. Yo asentí con la cabeza, y continúe navegando con su mapa.
A los 30 km por el DISS-15 éste le ordenó a Chícharo desviarse hacia la derecha a menor velocidad. En breve cortamos un camino abierto por nuestra técnica de combate. Lo seguimos y apareció una aldea, que resultó ser Chilau. Unos kilómetros más adelante divisamos a izquierda, entre la maleza, un blindado BRDM y unos jeeps, —aterriza por ahí—, indicó el jefe.
Cádiz maniobró y se tiró sobre el herbazal, cerca de los vehículos. Cuando el jefe y su comisión se fueron en los jeeps, nos acercamos al blindado e iniciamos una amena charla con sus soldados que se convirtieron en nuestros custodios.
De estos conocimos sobre el hostigamiento de los cañones sudafricanos a Tchipa la tarde anterior con muchos impactos en el área de nuestros aterrizajes; no hubo bajas; los cohetes habían tumbado un helicóptero enemigo. Y en tanto narraban con su acento oriental, se escucharon detonaciones hacia esa aldea a unos 10 o 15 km al sureste de allí.
Más o menos a las 1030hr aparecieron los jeeps pujando entre el terreno arenoso. Los jefes montaron al helicóptero con cara de preocupación. Despegamos y partimos rasantes hacia el norte. Próximos a Cahama la torre nos ordenó aterrizar al lado de la aldea, muy cerca de la casa del general. Durante el descenso observamos a dos de nuestros MI-17 desconcentrados en esa área. Nos tiramos en el medio de estos, guardando unos 100 metros de separación. De inmediato conocimos que había sido una orden de la jefatura ante el peligro de acciones de la aviación sudafricana contra la base.
-FUENTES:
Texto, Diario del autor. Fotos y mapa, cortesía del autor.
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