Apuntes de un diario: 16 - 28. 7. 1988.

16 de Octubre de 2025

El subteniente Eduardo Licerio Verdecia Díaz al lado de un helicóptero Mi-17. Lubango, Angola, 1988. Foto: Cortesía del autor.

 

En la tarde del día 15 de julio de 1988 trasladé, con Cádiz y Juan José desde Cahama hacia Lubango, una parte de los heridos de la BRDM evacuados desde Tchipa, entre estos al coronel jefe de aquella unidad. Luego continué unos días en esta última base tomando un receso tras cinco jornadas seguidas de vuelos, que  agotan mucho. Descansaba algo, hacía ejercicios físicos, leía y disfrutaba de películas en el teatro de la cofortable instalación.

 

El 20 por la mañana nos visitaron unos periodistas de Radio Rebelde y el Periódico Granma. En uno de los cuartos del dormitorio entrevistaron a Cádiz, Marcilla y otros pilotos de mayor tiempo y experiencia en la misión. Estos hablaron de Cuito Cuanavale, de la ofensiva en curso hacia la frontera, del golpe aéreo a Calueque. Al final nos sacaron una foto colectiva. El 21 volé hacia Cahama con esos periodistas que continuaban su recorrido por el sur.

 

A las 9 am del 22 partí desde aquí para Humbe, cerca de mi hermano. Sin apagar los motores dejamos a unos jefes, y tomamos rumbo suroeste sobre los bosques llenos de baobabs en dirección a Donguena, a 47 km. El apego a la navegación y la experiencia de Chícharo nos llevaron a aquella aldea casi perdida entre árboles. Antes del aterrizaje Cádiz me mostró el lugar donde había caído prisionero el sargento sudafricano Johan Papenfus el anterior 4 de mayo.

 

A las 8 y 30 am del día 23 partimos de Cahama con rumbo sur. Sobrevolamos Tchipa y aterrizamos entre el bosque a 30 km más allá, por donde se movían las tropas especiales. Los jefes que llevábamos siguieron en jeeps para Iabo a 15 km de Namibia. Como a la hora nos llamaron. Chícharo siguió a baja velocidad un caminito abierto a los troncos de los árboles. En breve descubrimos los jeeps con los oficiales que le impartían indicaciones a la exploración de profundidad.

 

Cádiz maniobró para tirarse. Pero el peligro de enredarnos con los altos árboles del área, más la cantidad de polvo que se levantaba lo impidió. Se fue a otro tráfico, y al regreso pudimos aterrizar.

 

En breve montó al personal y retornamos a Cahama. Cuando taxeábamos vi a alguien que se me pareció a mi hermano Esteban. Ya muy cerca me convencí que era él. Salté a tierra y, después de 36 días sin vernos, nos dimos un gran abrazo.

 

Me dijo que había estado en una consulta médica en Lubango, y había llegado por carretera hasta allí. Hablé con el jefe de la base y lo autorizó a dormir con nosotros. Esa tarde noche conversamos mucho y, mientras esperábamos la comida, nos dieron las doce con unos tragos.

Él pensaba continuar hacia Xangongo. Pero como a las 5 pm del 24 apareció un vuelo para Lubango y lo monté en el MI-17 después de hablar con Cádiz. Era la primera vez que este montaba en un helicóptero.

 

En el 35 aniversario de los asaltos a los Cuarteles Moncada y Carlos M. de Céspedes, el Regimiento dividió las fuerzas. A la escuadrilla de helicópteros la unieron con los comunicadores. Allá en su área nos pasamos el día. Almorzamos a media tarde. Mientras, charlábamos, recordábamos a Cuba y la familia, bromeábamos y nos dábamos tragos de vino o ron. Y mi hermano junto a mí.

 

Al día siguiente salió un An-26 para Cahama, hablé con el alto jefe que iba al frente y Esteban viajó en este. Desde allá continuó en un camión hacia Xangongo.

 

-FUENTES: Diario del autor. Fotos y mapa, cortesía del autor.

  • Tripulantes de cazas y helicópteros en la base aérea de Lubango luego de la entrevista de los periodistas cubanos el 20.7.1988. 1, 1er tte Fernando Marcilla Cortés. 2, 1er tte Miguel Cádiz Acosta, Chícharo. 3, 1er tte Jesús Trujillo Enríquez. 4, el autor del artículo. 5, sub tte José R. Hernández Torres, Jose (todos de los helicópteros).Foto: Cortesía del autor.

  • Mapa topográfico de Angola con los lugares de las acciones.Foto: Cortesía del autor.

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