Washington recicla su estrategia de Guerra No Convencional (I).
Aunque no se trata de una nueva variante de agresión, pues las Fuerzas Especiales norteamericanas la contemplan oficialmente entre sus recursos desde hace más de seis décadas, Estados Unidos ha actualizado en los últimos 15 años la estrategia de guerra no convencional como recurso estratégico para derrocar o desestabilizar gobiernos, así como para reconfigurar a su favor escenarios políticos en cualquier parte del mundo.
El empleo de esa estrategia le ha evitado a Washington la intervención directa de sus tropas en África, Medio Oriente y América Latina, tras las negativas experiencias que al respecto le dejaron las invasiones de Afganistán e Iraq, en 2001 y 2003, respectivamente.
Llama la atención que, aun cuando el Comando de Operaciones Especiales norteamericano ha reducido parte de sus efectivos, tras el fin de las campañas contra el terrorismo de los pasados 20 años, no solo permanece inalterable la misión de la guerra no convencional, sino que los manuales donde se estudia esa variante de agresión militar se actualizan cada dos o tres años. La señal es evidente, EEUU mantiene esa variante de agresión como una de sus preferidas en los últimos tiempos.
Por ejemplo, EEUU ha presentado en los últimos 10 años nuevos documentos vinculados a la guerra no convencional (Publicación Conjunta sobre Guerra No Convencional JP 3-05.1, de 2015[1]; ATP 3-18.1 La Guerra No Convencional, de 2019[2]), o ha actualizado los ya existentes.
En ese caso tenemos la Publicación de Técnicas del Ejército ATP 3-05.1, que vio la luz en 2013 y ha sido actualizado en 2025[3]. También este año se actualizó el Manual de Campaña FM 3-05 «Operaciones Especiales del Ejército» de EEUU, que incluye en su segundo capítulo un espacio dedicado a la guerra no convencional, por constituir esta una de las misiones básicas de las Fuerzas de Operaciones Especiales norteamericanas.
Este proceso de renovación bibliográfica probablemente responda al resultado de las campañas no convencionales contra países como Siria, Cuba, Venezuela e Irán, que han sido o son víctimas de un esquema desestabilizador, subversivo que pretende, como ya vimos en el caso sirio, derrocar a gobiernos que se opongan a hacer el juego a EEUU y sus aliados.
Varios de esos manuales tienen incluso apéndices clasificados, por lo sensible de la información que incluyen. Y esto sucede incluso con la llegada a la presidencia de Donald Trump y su equipo de gobierno, cuya estrategia política y militar descansa más en la amenaza del uso de la fuerza, y en su empleo directo, que en las acciones indirectas que caracterizan a la guerra no convencional.

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