Es impresionante la participación femenina en el apoyo a las luchas sociales y revolucionarias en Cuba, sobre todo en la década del cincuenta del siglo XX. De esa época se significan las acciones realizadas por ellas en el asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes; el apoyo al desembarco del Granma, la guerra en la Sierra Maestra y en los llanos, su presencia este en nuestra historia y es determinante.

En tal sentido, se encuentran las heroínas del Moncada Haydée Santamaría Cuadrado y Melba Hernández Rodríguez del Rey. Melba, Heroína de la Patria, mujer dulce, tierna, de sentimientos muy profundos, activa luchadora contra la tiranía. Participó, junto a Haydée, en el comando que tomó el hospital «Saturnino Lora». Fue condenada y enviada a la prisión de Guanajay, recopiló y organizó las notas que Fidel le enviaba para reconstruir el alegato de autodefensa, integrante de la dirección del Movimiento 26 de Julio, participó en los preparativos de la expedición del yate Granma y se incorporó a las filas del Tercer Frente «Mario Muñoz Monroy». ¿Y qué se puede decir de Haydée?  «Yeyé», tras el golpe de Estado del 10 de marzo, junto a su hermano Abel Santamaría y otros revolucionarios editan los periódicos clandestinos «Son los mismos» y «El Acusador», realizó una intensa labor de agitación y participó en las acciones del Movimiento 26 de Julio  en la Sierra Maestra.

Lugar histórico lo posee Vilma Espín Guillois, Heroína de la Revolución en la Sierra y el Llano, audaz combatiente clandestina. Participó en el alzamiento armado del 30 de noviembre. Integrante de la Dirección Nacional del M-26-7, fue nombrada Coordinadora Provincial de la organización clandestina en Santiago de Cuba, labor que desempeñó con particular capacidad y valentía hasta que, ante el acecho y la persecución constante, cuando su vida corrió extremo, se incorporó al Ejército Rebelde como guerrillera del II Frente Oriental Frank País.

Cuando se trata de poner ejemplos cimeros de la participación de la mujer en la Revolución, es imprescindible referirse a Celia Sánchez Manduley, Heroína de la Sierra y el Llano. Con ella, la mujer cubana tuvo la primera combatiente en el incipiente grupo guerrillero en la Sierra Maestra. Durante la clandestinidad desempeñó un papel fundamental en el aseguramiento del Ejército Rebelde en sus inicios y como combatiente en la propia Sierra, a través de ella, circulaban todas las órdenes, transmitía y ejecutaba.

Durante este período sobresalieron Micaela Riera Oquendo financiera del M-26-7, en Manzanillo. Por su destacada actividad fue muy perseguida y detenida en varias ocasiones por los asesinos y sicarios de la tiranía. Sufrió prisión por lo que se vio obligada a viajar al exilio. Desde Estados Unidos continuó su incansable labor de recaudar fondos para la compra de armas y enviarlas a su país. Permaneció en Nueva York hasta el triunfo de la revolución o María Antonia Figueroa reconocida combatiente de la lucha clandestina y del Ejército Rebelde, quien participó en la protección a revolucionarios y ayudó a presos y heridos del asalto al Cuartel Moncada. Fidel Castro la nombró tesorera y organizadora del movimiento en Oriente. Tras el triunfo revolucionario tuvo grandes responsabilidades en Educación.

Isabel Luisa Rielo Rodríguez destacada de la historia de Cuba, de profesión enfermera, formó parte del M-26-7. Se integró a las filas del Ejército Rebelde bajo la jefatura primaria del comandante Che Guevara y luego bajo el liderazgo de Fidel en la Columna 1 José Martí , fundó junto a otras guerrilleras el Pelotón las Marianas del que sería jefa. Participó en la apertura del IV Frente Simón Bolívar donde recibió el grado de Capitán por su extensa página de servicios.

Del mismo modo, otra combatiente América Domitro Terlebauca, novia de Frank País. Acumuló una rica trayectoria revolucionaria: participó en los preparativos del secuestro del campeón de carreras de autos, el argentino Juan Manuel Fangio. Formó parte del alzamiento del 30 de noviembre. Llegó vestida de hombre al Segundo Frente. En varias ocasiones fue hecha prisionera por Pilar García, Salas Cañizares y Esteban Ventura Novo.

Las mujeres en la lucha clandestina fueron alma y ejemplo. Urselina Díaz Báez es la primera mártir en la lucha clandestina, con su muerte, legó el ejemplo de abnegación y patriotismo a la juventud; Aleida Fernández Chardiet, revolucionaria güinera, participó en actos, manifestaciones y actividades conspirativas. Logró grabar una conversación del dictador Batista con sus amos del Norte y la entregó a un espacio radial que la divulgó a todo el país; fue asesinada el 11 de febrero de 1958.

Cabe resaltar el bestial asesinato de María de Lourdes y Cristina Giralt Andreu de 22 y 28 años. Pertenecientes al Movimiento de Resistencia Cívica, trabajaban en tareas de apoyo a la lucha clandestina, vendían bonos para adquirir armas y medicinas para los combatientes. Fueron masacradas por las fuerzas de la policía batistiana al mando del coronel Ventura Novo. Sus vidas fueron cortas pero llenas del decoro y laboriosidad. Nadie habría calculado al verlas su intensidad. Murieron en plena juventud de una manera inesperada y monstruosa. Su muerte estremeció a la nación y conste que crímenes de esa índole cada vez eran más frecuentes, perpetrados en pueblos y ciudades del territorio nacional por las fuerzas represivas del régimen contra sus oponentes o sospechosos de serlo.

Lo mismo ocurrió con otras dos mujeres que sentaron las pautas en la historia de la Revolución Cubana, por su quehacer en la lucha revolucionaria y que las acredita como heroínas de esta isla: Clodomira Acosta Ferrales y Lidia Esther Doce Sánchez quienes legaron su impronta revolucionaria y su dedicación a la Patria. Mensajeras de la Sierra Maestra, amigas y compañeras de combate, cumplieron con valor y audacia diversas misiones. Por otro lado, se encuentra Margot de las Mercedes Machado Padrón, incansable luchadora villaclareña contra la tiranía batistiana, integrante y coordinadora de la dirección del Movimiento 26 de Julio, en Las Villas, y luego en el exilio. Madre del mártir revolucionario Julio Pino Machado.

Lugar destacado lo ocupa Asela de los Santos fundadora de la pedagogía revolucionaria cubana, ayudó a los sobrevivientes del asalto al Moncada, trasladó hombres, armas y medicinas a la Sierra Maestra. Valeroso papel jugó el pelotón de Las Marianas, creado por Fidel, por su confianza en la mujer y su papel en la guerra. Asimismo, la guerrillera Delsa Esther Puebla primera mujer en alcanzar el grado de General de Brigada de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.

En resumen, resulta interesante e inagotable el tema de la participación femenina en nuestras luchas, muchas quedaron anónimas; la valentía, el carácter combativo, la modestia y la honradez, fueron atributos que caracterizaron a cada una de estas mujeres. Consagraron todos sus esfuerzos y tiempo a la insurrección, ofrecieron su vida a cambio de la libertad de los cubanos; sirva esta síntesis a quienes han hecho la historia de las mujeres en la lucha clandestina, en la Sierra Maestra y en la génesis de la Revolución de 1959.

Fuentes consultadas.

1. Yamilka Leonor Guerra Rodríguez. El papel de la mujer en las luchas emancipadoras en el ámbito de Cuba y el Caribe. Centro de procedencia: Universidad de Granma. Campus Blas Roca Calderío. Cuba.
2. Lislien Rodríguez Cárdenas lrcardenas Ileana María Echevarría Lainy Rodríguez Hurtado Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas. Villa Clara. Cuba, Cuba Las heroínas del pasado en la historia cubana. Una mirada desde la enseñanza.http://portal.amelica.org/ameli/journal/649/6493154013/
3. Humberto Ramis Rodríguez (2018): «La labor de las mujeres cubanas en el proceso revolucionario cubano», Revista Caribeña de Ciencias Sociales (mayo 2018). En línea: https://www.eumed.net/rev/caribe/2018/05/mujeres-proceso-revolucionario.html//hdl.handle.net/20.500.11763/caribe1805mujeres-proceso-revolucionario.