Patria: el corazón de un gigante. A propósito del 130 aniversario de su fundación

María Luisa García Moreno
14 de Marzo de 2022

Ilustración: Luis Bestard Cruz

Dentro de la estrategia creada por Martí para organizar y llevar a cabo la guerra necesaria, estaba concebido el papel que debía desempeñar la prensa. De modo que, en medio de todas las tensiones e, incluso, ya en plena manigua redentora, Martí nunca dejó de pensar en Patria. Esa preocupación se revela con claridad cuando, ya lejos de Nueva York, en rumbo hacia Cuba y hasta en la manigua, escribía a sus colaboradores Gonzalo de Quesada y Benjamín Guerra, y les alertaba acerca del contenido y la forma que debía tener Patria.

 

Sin embargo, estas ideas acerca del papel de la prensa están claras para Martí desde el mismo momento fundacional. Por eso, en un artículo titulado “Generoso deseo”, aparecido en el periódicoel 30 de abril de 1892, desarrolló Martí ideas claves para todos los tiempos: “La unidad de pensamiento, que de ningún modo quiere decir la servidumbre de la opinión, es sin duda condición indispensable del éxito de todo programa político […]”.*¿No es acaso lo mismo que reiteraban Fidel y Raúl, y que reitera hoy Díaz-Canel, primer secretario del Partido y presidente de la República, cuando nos invita a discutir, a discrepar, a hallar en el debate las mejores soluciones a nuestros problemas? “Unidad de pensamiento”, pero no “servidumbre de la opinión”. Maravilla pensar en la genialidad de un hombre que, desde hace más de un siglo, nos aclaró estos conceptos.

 

También expresó Martí en ese artículo que sería funesto “[…] reducir su pensamiento —el de Patria— a una unanimidad imposible en un pueblo compuesto de distintos factores, y en la misma naturaleza humana”. En sus palabras se aprecia su sapiencia y el respeto por eso que se conoce como opinión, como la opinión del otro, que no tiene por qué coincidir con la de uno, aunque todos tengamos el mismo propósito. Y añadió:“[…] es indispensable que, sean cualesquiera las diferencias de fervor o aspiración social, no se vea contradicción alguna […] en el pensamiento del Partido Revolucionario”.*De igual modo, en la Cuba de hoy, las diferencias han de servir para hallar el mejor camino para impulsar la obra de todos.

 

“El pensamiento —continuó el Apóstol— se ha de ver en las obras. El hombre ha de escribir con las obras. El hombre solo cree en las obras. Si inspiramos hoy fe, es porque hacemos todo lo que decimos”.*Resulta evidente cómo, al llamado constante a la unidad, se suma el reclamo para que la palabra se convierta en acción y, sobre todo, que palabra y acción marchen unidas. ¿Y acaso, pese a las constantes agresiones y el inclemente bloqueo, nuestra Revolución no ha tratado siempre de llevar la palabra a hechos? La obra de la Revolución en todos los campos está ahí: cualquiera puede verla.

 

Luego, el remache: “Si nuestro poder nuevo y fuerte está en nuestra inesperada unión, nos quitaríamos voluntariamente el poder si le quitásemos a nuestro pensamiento su unidad”.* Acaso, ¿no ha sido ese siempre el llamado de nuestros líderes? Desde Céspedes, el fundador, hasta los actuales dirigentes de esta Revolución, ha estado presente ese llamado; la unidad ha sido siempre nuestra espada y nuestra carta de triunfo.

 

Refería el Apóstol que el periódico “Patria ha nacido de lo más puro del alma patriótica, con un ansia vehemente de unir en la confianza y el afecto a los hombres que han de vivir en paz en una tierra afortunada y hermosa: trae al mundo este pobre periódico el corazón de un gigante y la limpieza de un niño; ¡el corazón es aquí lo único gigante! […]Patria nació y se mantendrá para procurar […] la conversión al bien y al honor de los mismos que la denuncian y traicionan”.* He ahí el legado recibido por nuestros medios de prensa, incluso en las más difíciles circunstancias.

 

Concluyó el Maestro afirmando: “Es premio grande el de serórgano del patriotismo virtuoso y fundador”* y realmente, mientras José Martí fue el delegado del PRC, Patria fue escuela forjadora de patriotas.

 

 

Notas

 

Todas las citas proceden de José Martí: “Generoso deseo”, en Obras completas, t. 1, Centro de Estudios Martianos, Colección digital, La Habana, 2007, pp. 423-425.