Otra vez, ¡preso y desterrado!

Por María Luisa García Moreno
14 de Septiembre de 2022

Ilustración: Luis Bestard

Como ya se ha referido,1 durante su estadía en La Habana (1878-1879), Pepe Martí no solo se hizo un destacado lugar entre la intelectualidad de la época y cultivó numerosas amistades, sino, que, además, se vinculó al grupo de conspiradores que trabajaba en pro de la independencia patria; incluso,en marzo de 1879 había sido elegido vicepresidente del Club Central Revolucionario Cubano.

 

Como parte de su labor conspirativa, en más de una ocasión, entre mayo y septiembre de ese año, viajó a la finca Balestena,cerca de Santa Cruz de Los Pinos, entonces Pinar del Río, la cual era propiedad de su amigo Carlos Sauvalle Blaín.2 Cerca de allí, en Paso Real de San Diego, existía un importante núcleo de conspiradores, con quienes, según el historiador César García del Pino, se reunía Martí.3

 

Cuando en agosto estalló de nuevo la insurrección (Guerra Chiquita), José Martí y Juan Gualberto Gómez Ferrer organizaron la ayuda a los alzados en este nuevo intento. No puede olvidarse que, con las palabras pronunciadas en el café El Louvre, en honor a Adolfo Márquez Sterling, y en el Liceo de Guanabacoa, en homenaje al violinista Rafael Díaz-Albertini, Martí se había señalado significativamente como opositor al colonialismo español.De ahí que, en la noche del 17 de septiembre, fuera detenido en su casa de Amistad no. 42 por un celador de policía y conducido a la estación situada en Empedrado y Monserrate,4 donde lo dejaron incomunicado.

 

Su amigo don Nicolás Azcárate intervino para que le levantaran el aislamiento y, a partir de ese momento, por allí desfilaron más de trescientas personas, a la mayor parte de las cuales había conocido durante su breve estancia en Cuba.

 

El capitán general de la Isla, Ramón Blanco Erenas,dispuso su deportación a Ceuta —ciudad autónoma española situada al norte de África—, sin proceso ni juicio y, el día 25, en condición de preso, partióuna vez más, a bordo del vapor Alfonso XII, hacia el destierro en España, hacia Santander, donde quedaría a disposición del gobernador de esa ciudad hispana. Allí fue encarcelado, aunque poco después salió bajo fianza. Días más tarde se autorizó su traslado a la capital, ocasión en que se entrevistó con Arsenio Martínez Campos,5 entonces ministro de la Guerra, quien con el fin de apartarlo de la revolución, le concedió algunas facilidades.

 

A mediados de noviembre, resultó anulada la disposición de deportarlo a Ceuta, lo que aprovechó para, en diciembre, trasladarse furtivamente a Francia y desde el puerto de Le Havre, se embarcó en el trasatlántico-correo Francia, con destino a Nueva York, adonde arribaría el día 3 de enero de 1880.

 

De inmediato comenzó sus gestiones en busca de trabajo, así como sus trajines conspirativos. Ya el día 9 fue designado vocal del Comité Revolucionario Cubano y, el 16, asistió a una reunión en casa del general Calixto García. Estaba de nuevo en la pelea.

 

 

Referencias:

 

1 Véase en esta página web María Luisa García Moreno: “El regreso a la Patria”.

2 Fue uno de los principales revolucionarios durante la Guerra de los Diez Años, en La Habana. Estuvo entre los que dirigieron la asonada del teatro Villanueva e inició la publicación clandestina del periódico El Laborante, del cual era Martí uno de los redactores. Al llegar el joven Martí deportado a España, en 1871, con la salud delicada, Sauvalle se convirtió en su enfermero, lo llevó a su casa y costeó la operación que le era indispensable. Se cree que también costeó la publicación de El presidio político en Cuba.

3 César García del Pino: “Presencia de Martí en Balestena”, en Boletín Unhic, no. 364, julio 2021, pp. 6-7.

4 Hoy, es una dependencia del Museo de Bellas Artes.

5 Político y militar español. Artífice del Pacto del Zanjón.