Nuestros jóvenes

Por Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz
30 de Agosto de 2021

Nuestros jóvenes. Foto: Internet

 

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A nosotros nos ha correspondido el privilegio o el derecho de empezar a hacer esa Revolución, a nosotros nos ha correspondido la oportunidad de comenzar. A ustedes sí que les corresponderá el privilegio de llevarla adelante.  A nosotros nos han correspondido tal vez los momentos más duros, los más difíciles; nos ha tocado el momento de la Revolución en que las ideas tienen que abrirse paso por entre el bosque de los prejuicios, de los hábitos, de las costumbres y de las ideas de la sociedad vieja. 

 

A nosotros nos ha correspondido lidiar con toda la herencia que nos dejó el pasado.  Pero en cambio confesamos que nosotros sentimos una emoción profunda; nosotros sentimos una compensación muy grande cuando empezamos a ver en ustedes, cuando empezamos a ver en este contingente inmenso de jóvenes, los frutos de la Revolución que estamos haciendo.  Cuando empezamos a ver en esta muchedumbre de jóvenes al pueblo de mañana; cuando empezamos a ver en ustedes la imagen del porvenir, cuando empezamos a ver en ustedes la justeza de la obra de la Revolución. 

 

Nuestros jóvenes, los jóvenes cubanos tienen un derecho muy grande a todo el cariño del pueblo, a la admiración del pueblo, al respeto del pueblo.  Nuestros jóvenes, los jóvenes cubanos tienen muchas razones para sentirse orgullosos, tienen muchas razones para sentirse satisfechos. 

 

¿Por qué miramos con admiración a los jóvenes?, ¿por qué miramos con cariño a los jóvenes?  Miramos con admiración y con cariño a los jóvenes porque los jóvenes han hecho mucho por esta Revolución nuestra (APLAUSOS), porque los jóvenes han escrito páginas de heroísmo muy grande en esta Revolución nuestra; porque los jóvenes nos han dado sobradas razones en todos los órdenes para tener fe en los jóvenes.  Por todo lo que han hecho los jóvenes, por todo lo que han hecho en la historia de nuestra patria, por todo lo que han hecho en la historia de nuestra Revolución, es por lo que nosotros creemos en los jóvenes, creemos en los jóvenes, creemos en los jóvenes —y lo repito— porque creer en los jóvenes significa una actitud, creer en los jóvenes significa un pensamiento. 

 

Creer en los jóvenes determina una conducta, y la conducta de nosotros, dirigentes revolucionarios, no sería la misma; si no tuviésemos fe en los jóvenes, si no creyésemos en los jóvenes, nuestra conducta y nuestra actitud sería distinta; nuestro trabajo con los jóvenes sería distinto y los resultados, de no creer o de creer, serían también muy distintos. 

 

Es necesario que creamos en los jóvenes.  Creer en los jóvenes no es ver en los jóvenes a la parte del pueblo simplemente entusiasta; no es ver en los jóvenes a aquella parte del pueblo entusiasta pero irreflexiva; llena de energía, pero incapaz, sin experiencia.  Creer en los jóvenes no es ver a los jóvenes simplemente con ese desdén con que muchas veces las personas adultas miran hacia la juventud.

 

Creer en los jóvenes es ver en ellos además de entusiasmo, capacidad; además de energía, responsabilidad; además de juventud, ¡pureza, heroísmo, carácter, voluntad, amor a la patria, fe en la patria!  (APLAUSOS), ¡amor a la Revolución, fe en la Revolución, confianza en sí mismos!, convicción profunda de que la juventud puede, de que la juventud es capaz, convicción profunda de que sobre los hombros de la juventud se pueden depositar grandes tareas. 

 

Creer en la juventud es ver en la juventud la mejor materia prima de la patria, la mejor materia prima de la juventud, de la Revolución; creer en la juventud es mirar todo lo que nuestra juventud puede hacer; es ver en esa juventud los dignos continuadores de la obra revolucionaria; es ver en la juventud a mejores continuadores o constructores de la obra revolucionaria mejores todavía que nosotros mismos.

 

Creer en la juventud es ver en ellos la generación del mañana, una generación mejor que nuestra propia generación, una generación con muchas más virtudes y muchos menos defectos que las virtudes y los defectos de nuestra propia generación.

 

Porque creemos en los jóvenes, es porque tenemos una determinada actitud ante los jóvenes.  Pero es que los jóvenes de nuestro país se han ganado esa fe; los jóvenes de nuestro país se han ganado ese derecho a nuestra admiración.

 

Nuestra juventud, en la lucha contra la tiranía dio todo su esfuerzo; nuestra juventud rindió, en aras de la Revolución y de la patria, un altísimo tributo de sacrificio, de sangre y de vida.  La historia de la Revolución, la historia de la lucha del pueblo contra la tiranía, está escrita con la lista  interminable de jóvenes que cayeron en esa lucha, está escrita con la lista interminable de los que murieron (APLAUSOS), interminable lista de héroes, interminable lista de combatientes que cayeron, luchando frente a los opresores, en las ciudades, en los campos, en las montañas y en todos los frentes de batalla. 

 

Pero, esa misma juventud no solo escribió páginas de heroísmo en la lucha contra los opresores y por la conquista del poder, sino que ya en el poder la Revolución nuestros jóvenes han escrito páginas igualmente brillantes y heroicas en la lucha defendiendo a la patria frente al imperialismo y en la lucha por llevar adelante la Revolución. 

 

Fueron jóvenes los que se inscribieron en los contingentes de maestros para ir a enseñar a las escuelas de las montañas; fue un joven, Conrado Benítez (APLAUSOS), el primer mártir en la lucha contra la incultura; y fue otro joven, Manuel Ascunce (APLAUSOS), quien diera su vida heroicamente frente a las bandas del imperialismo durante la Campaña de Alfabetización. 

 

Nuestros jóvenes se han distinguido singularmente en la defensa de la patria.  Fueron jóvenes de 15 a 20 años nuestros artilleros antiaéreos (APLAUSOS), que con tan extraordinario valor se enfrentaron a los aviones enemigos; fueron igualmente jóvenes nuestros artilleros antitanques (APLAUSOS).  Y de nuevo, en los combates por defender la Revolución de los ataques del imperialismo, los jóvenes pagaron también un alto tributo de vidas.  Pero no solo en el combate, no solo en la guerra, sino también que nuestros jóvenes en las tareas pacíficas, en la obra creadora de la Revolución, han escrito también una de las tareas más gloriosas, cual fue su aporte de 100 000 brigadistas para erradicar en un año el analfabetismo en nuestra patria (APLAUSOS).

 

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La Revolución necesita que cada joven tenga en sí mismo una gran confianza, la Revolución necesita que cada joven tenga en sí mismo un alto sentido de la responsabilidad, la Revolución necesita que cada joven tenga un alto nivel de preparación política, que cada joven encierre un gran entusiasmo, que cada joven trate de forjarse un carácter, que cada joven trate de hacer de sí mismo un gran revolucionario.  Con todas esas virtudes, con todas esas características de nuestra juventud, debemos trabajar. 

 

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La sociedad capitalista era la sociedad de la explotación, en primer lugar, la sociedad del privilegio, la sociedad de la discriminación, la sociedad de la desigualdad, la sociedad del egoísmo, la sociedad en que el hombre era el enemigo del hombre.  En esas ideas, en esas costumbres se educó nuestra generación, con toda la secuela de prejuicios, de privilegios, de desigualdades y de egoísmos que en el carácter y en la mente de cada ciudadano tenía que grabar esa sociedad. 

 

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La sociedad socialista es todavía imperfecta, lleva consigo muchas imperfecciones todavía, pero con todo, es muy superior a la sociedad capitalista. 

 

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El Joven Comunista, además, tiene que estar dispuesto a dar su vida por la Revolución y por la patria sin vacilación (APLAUSOS).  Esa es condición esencial de todo Joven Comunista.  Y así el carácter y el concepto del Joven Comunista tiene que ir formado de todos esos atributos, de todas esas cualidades, de todas esas virtudes, de manera que ser Joven Comunista constituya el más alto, el más señalado y el más preciado galardón de todo joven. 

Ya no se trata solamente de nosotros; se trata de que nuestra juventud debe también ser ejemplo a la juventud revolucionaria en América Latina; se trata de que nuestra juventud marcha a la vanguardia. 

América Latina es un continente convulsionado por la ola revolucionaria que se desata.  Los imperialistas tratan de frenar esa ola, tratan de lograr el imposible de impedir el avance de esa ola revolucionaria; pero más que una ola revolucionaria, es un verdadero ras de mar revolucionario que barrerá con el imperialismo en nuestros pueblos de América Latina (APLAUSOS). 

 

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Es importante que nuestros jóvenes tengan presente que su obra, su ejemplo, no solo será útil a la patria, sino que será útil también a todos los pueblos de América Latina, que nuestras experiencias servirán también a los pueblos hermanos de América Latina, a los jóvenes de América Latina.  Por eso es tan importante la misión que tienen ustedes, la misión de ser no solo abanderados del futuro, de la sociedad más perfecta, de la sociedad comunista; no solo de ser los abanderados de las ideas del porvenir, sino ser también el ejemplo —como lo es nuestra Revolución— de los jóvenes de América, ser también los abanderados de los ideales de todos los jóvenes de América Latina.