Martí y la Sociedad Literaria Hispanoamericana
El 5 de noviembre de 1887, en Nueva York, fue fundada la Sociedad Literaria Hispanoamericana por iniciativa del intelectual colombiano Santiago Pérez Triana, quien fue su primer director y ejerció ese mandato hasta mayo de 1890. Luego ocuparían la presidencia José Martí, el colombiano Nicolás Esguerra Ortiz, el venezolano Nicanor Bolet Peraza y el cubano Enrique José Varona Pera.
Desde su fundación la asociación se convirtió en centro de la vida de aquellos que, de manera activa o pasiva, defendían la cultura latinoamericana. Entre sus 26 socios fundadores se destacaban José Martí, Gabriel Zéndegui, Nicanor Bolet Peraza, Clímaco Calderón, Néstor Ponce de León, Juan Antonio Pérez Bonalde y Francisco Sellén.
Durante su primera etapa, tuvo lugar la velada del 19 de diciembre de 1889, a la cual asistieron como invitados los delegados a la primera Conferencia Panamericana1 y en la que pronunció Martí el trascendente discurso que se conoce como «Madre América».
En diciembre de 1890, Martí fue elegido presidente, cargo que ocupó por un año y en cuyo ejercicio creó las «Noches americanas», veladas artístico-literarias en las que se homenajeaba a países o regiones de nuestro continente, como México (23 de abril 1891) y Centroamérica (6 de junio 1891), o su cultura, como la sesión en que el Apóstol disertó acerca de la poesía gauchesca (4 de abril de 1891). Bajo su dirección, la sociedad impactó, incluso, más allá de la comunidad latinoamericana radicada en Nueva York.
En diciembre de 1891, fue reelegido para otro mandato anual; pero lo rechazó a pesar de la insistencia para que continuara, pues ya por entonces centraba todos sus esfuerzos en la labor política con vistas a la preparación de la guerra necesaria e inevitable. Ello, obviamente redujo su contribución, pero no significó una separación total; así, por ejemplo, el 5 de marzo de 1892, en medio de su quehacer para la creación del periódico Patria y la organización del Partido Revolucionario Cubano, pronunció el discurso en homenaje a Venezuela.
Ese mismo año fue elegido presidente de la Sección de Literatura y el 28 de octubre de 1893, desde esa tribuna, pronunció su hermoso discurso en homenaje a Simón Bolívar. Comenzó con una idea que luego reiteraría en más de una ocasión: «Con la frente contrita de los americanos que no han podido entrar aún en América […]»,2 clara alusión a la situación política de Cuba, que no había podido lograr la separación de España.
Su palabra se advierte llena de admiración: “Como los montes era él, ancho en la base, con las raíces en las del mundo, y por la cumbre enhiesto y afilado, como para penetrar mejor en el cielo rebelde».Incluso, cuando a sus labios asoma, pálida, una crítica, va cubierta de generosidad y comprensión: «[…] su error de confundir la gloría de ser útil […] con el mero accidente del poder humano […]». Y enseguida eleva de nuevo el tono apologético y arrebata a los presentes con su propia emoción: «¡[…] así está Bolívar en el cielo de América, vigilante y ceñudo, sentado aún en la roca de crear, con el inca al lado y el haz de banderas a los pies; así está él, calzadas aún las botas de campaña, porque lo que él no dejó hecho, sin hacer está hasta hoy: porque Bolívar tiene que hacer en América todavía!».
Y es que para Martí, de la misma forma que Bolívar era la brújula que señalaba el camino, la cultural, la raigal cultura de nuestros pueblos era esencia de su nuestroamericanismo.
Referencias:
1 Véase de María Luisa García Moreno: «Martí ¿diplomático?», en esta página web.
2 José Martí: «Discurso pronunciado en la velada de la Sociedad Literaria Hispanoamericana en honor a Simón Bolívar», 28 de octubre de 1893, en Obras completas, t. 8, Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2007, pp. 239-248. Todas las citas han sido tomadas de este discurso.