José Martí es condenado a presidio
Al principio, la carta a Carlos de Castro pasó inadvertida; incluso, puede ser que Juan Álvarez, celador que siguió el caso, quien probablemente conocía a Mariano, la hubiera dejado pasar… Lo cierto es que —por amistad o negligencia— le costó el puesto, pues el encargado de revisar el expediente recomendó su cesantía. Este funcionario, al leer la carta, consideró que estaba escrita “[…] por un enemigo declarado de España […]”, quien tendía “[…] a separar de su deber a un militar en campaña, delito de los más graves que conoce la ordenanza militar […]”.1A consecuencia de ello, el 21 de octubre de 1869, José Martí fue detenido y encausado junto con Eusebio y Fermín Valdés-Domínguez y Quintanó.
En cuanto a la carta, durante mucho tiempo se pensó que había sido firmada por Pepe y Fermín; sin embargo, mediante la revisión de la documentación del proceso conservada en España, se ha comprobado que Martí fue su único autor. Ello explica las disparejas condenas a que fueron sentenciados ambos jóvenes.
Ambos jóvenes permanecieron en la cárcel de La Habana hasta marzo de 1870. Cinco terribles y angustiosos meses en prisión… El día 4 de marzo, fueron sometidos a consejo de guerra a pesar de su extrema juventud.
A pesar de su situación, Pepe trataba de ayudar a otros y pedía libros con los que ocupar su tiempo. A la vez, trataba de calmar el dolor de sus padres. En ese sentido, escribió a su madre asegurándole que no había hecho nada y, por tanto, nada podía ocurrirle… Sin embargo, el joven Martí bien sabía de la saña del régimen colonial: sus constantes visitas a Rafael María de Mendive en la cárcel, sus publicaciones, sus ideas libertarias profundamente arraigadas eran, a los ojos severos de los jueces, militares al servicio de España, pruebas más que suficientes de su posición política.
Por si fuera poco, durante el consejo de guerra celebrado en la fortaleza de San Carlos de la Cabaña, sus vibrantes palabras de amor a la Patria y de condena al régimen colonial convencieron al tribunal de que estaban ante un peligroso enemigo.
Aquel joven de apenas 16 años de edad se enfrentó a los representantes de la opresión con valor y el valor fue interpretado como arrogancia.
Aunque el fiscal pedía pena de muerte, en “consideración” a su juventud, no la hubo; los amigos fueron condenados, a seis meses de arresto Fermín, y a seis años José Martí. El 22 de marzo seles notificó la sentencia y se le informó a Fermín que cumpliría su pena en la Fortaleza de la Cabaña; hasta el mismo 31, esperaría Pepe para que le dieran a conocer que cumpliría la suya en el Presidio Departamental de La Habana. El presidio y la cárcel radicaban en el mismo edificio; sin embargo, no tenían el mismo régimen. El joven Pepe, ya desterrado en España, compararía el presidio con el infierno de Dante.
Referencias:
- Raúl Rodríguez La O: Dolor infinito, Ediciones Abril, La Habana, 2007, p. 37.