Hanábana: la primera carta y las primeras preocupaciones sociales

Por María Luisa García Moreno
26 de Octubre de 2022

Foto: Cortesía del autor

Tenía Pepe Martí nueve años de edad, cuando el 13 de abril de 1862 emprendió junto a su padre, un viaje en tren hacia Caimito del Hanábana, 1jurisdicción de Colón o Nueva Bermeja, en la Ciénaga de Zapata, Matanzas, donde don Mariano había conseguido el nombramiento de capitán juez pedáneo. 2 Resueltos de este modo los acuciantes problemas de la vida cotidiana, el padre se mostraba más cariñoso y abierto; por eso, durante esta etapa se estrecharon mucho las relaciones entre padre e hijo.

 

Allí permanecieron casi un año, en contacto estrecho con la naturaleza; nada escapaba a la inquieta mirada y la clara inteligencia del niño: observaba las flores, los pájaros, las yerbas, los insectos, los árboles... aprendía sus nombres y utilidades. También trató a los guajiros de la zona, y admiró su honradez y su bondad. Incansable, aprendió a montar a caballo y le gustaba dar largos paseos por la finca sobre un potrico que le habían dado.

 

Al decir de Jorge Mañach, uno de sus biógrafos: “En su caballo cebado, Pepe recorre a menudo con su padre toda la comarca. Por las noches, en el colgadizo de la Capitanía, mientras el padre fuma en silencio su veguero, el niño, reclinado hacia atrás en un taburete, mira los juegos de fulguraciones en el cielo estrellado”.3

 

También se entretenía el pequeño en cuidar un gallo fino que le habían regalado y ayudaba a don Mariano con los documentos que hubiera que escribir, como una especie de secretario, pues Pepito tenía una hermosa letra. Allí escribió a la madre su primera carta, en la que le contaba sus andanzas y le confesaba que la quería con delirio. 4Con esta carta se abre la larga relación de textos que integran su epistolario íntimo.

 

Sin embargo, Caimito del Hanábana fue para Pepe mucho másque la idílica imagen que describió en su carta. Allí conoció en verdad la esclavitud; presenció escenas terribles y desgarradoras que se grabaron para siempre en su mente: negros maltratados, azotados, encadenados… En cierta ocasión vio a un mayoral azotar a un negro esclavo en un salvaje bocabajo. Estuvo en los sucios barracones… El niño, que atravesaba los cañaverales entre aquellos hombres y mujeres tristes, sufría por ellos. No podía comprender aquellos abusos aceptados por todos con tanta naturalidad: jugaba con los niños esclavos; escuchaba hermosas historias de África de boca de los más ancianos y sentía sus cantos tristes como lamentos.

 

Muchos, muchos años después, en el poema XXX de sus Versos sencillos,5 recordaría estas tristes escenas y en sus Cuadernos de apuntes, anotaría: “¿Quién que ha visto azotar a un negro y no se considera para siempre su deudor? Yo lo vi, lo vi cuando era niño, y todavía no se me ha apagado en las mejillas la vergüenza [...] Yo lo vi, y me juré desde entonces a su defensa [...]”. 6Por eso, durante toda su vida sentiría Martí, hombre de extremada sensibilidad, que estaba en deuda con aquellos seres tratados como bestias; por eso, siempre los llamaría hermanos y el antirracismo sería una de las más fuertes aristas de su pensamiento.

 

Don Mariano y Pepito permanecieron en Caimito de Hanábana hasta diciembre, cuando el padre fue injustamente cesanteado a causa de un turbio asunto relacionado con el contrabando negrero, mientras que los poderosos que sí traficaban con los esclavos salían indemnes del problema. Este incidente le permitió comprender toda la injusticia del poder colonial.

 

El viaje a Hanábana generó en Martí, desde la más temprana infancia, sus primeras preocupaciones sociales, sus primeros reclamos de justicia.

 

Referencias:

 

[1] Caimito de Hanábana está situado a 5,5 kilómetros del pueblo de Amarillas y junto al río Hanábana. Hoy se levanta allí un monumento en recuerdo de la presencia martiana.

2 Funcionario que regía un lugar anexado a un término municipal, pero sin esta categoría.

3Mañach,Jorge: José Martí, t. I, Ediciones Nuevo Mundo, La Habana, 1960, p. 17.

4Vitier, Cintio: Cuadernos martianos, t. I, Editorial Pueblo y Educación, La Habana, 1995, pp. 5-6.

5Martí, José:Obras completas, t. 16, Centro de Estudios Martianos, Colección digital, 2007, p. 106.

6Ibidem, t. 22, p. 189.