Gómez, al frente de la organización militar del Partido

Por: María Luisa García Moreno
18 de Agosto de 2022

Ilustración: Roberto Alfonso

En 1892, la vida de José Martí tomó un ritmo trepidante. En un mitin en Hardman Hall, el 14 de febrero, pronunció el discurso de 75 minutos conocido como “La oración de Tampa y Cayo Hueso”, en el que analizaba los resultados de su viaje a Florida, con “un optimismo épico”.1

 

Por iniciativa de La Liga 2 fundó y dirigió el periódico Patria, cuyo primer número vio la luz el 14 de marzo de 1892 y, tras las actividades preparativas que habían comenzado desde finales del año anterior con su visita a Tampa y Cayo Hueso,el 10 de abril fue proclamado el Partido Revolucionario Cubano (PRC), del cual había sido elegido delegado dos días antes; el 17 de abril, habló en el acto donde fue ratificada dicha proclamación.

 

En su carácter de delegado, a mediados del mes de mayo, se comunicó con los presidentes de los clubes, agrupados en Cuerpos de Consejo, para explicarles las tareas a realizar tanto en Cuba como en la emigración y días después, el 29 de junio, les orientó que debían reunir a todos los militares graduados en la guerra de Cuba para tomar su opinión acerca de cuál debería ser el jefe superior a quien la Delegación del PRC habría de encomendar la organización militar del Partido.

 

Mientras, prosiguió su labor de agitación política y preparación de la guerra: viajó a Tampa el 5 de julio; el 8, a Cayo Hueso y el 16, de nuevoa Tampa. Durante los días 21 y 22, estuvo en Ocala; el 23, en Jacksonville; el 24, en San Agustín, donde visitó la capilla erigida en el cementerio de Tolomato, en honor del presbítero Félix Varela Morales (La Habana, 1788-San Agustín, Florida, Estados Unidos, 1853), “aquel patriota entero”. El día 27 se encontraba ya en Nueva York, de vuelta a sus tareas habituales. Y en agosto viajaría a Filadelfia.

 

Al fin, el 18 de agosto pudo confirmar la elección, casi unánime, del mayor general Máximo Gómez Báez para dirigir la organización militar de la guerra de independencia.

 

Tenía por delante la ardua tarea de encontrarse con el general y, en persona, zanjar sus diferencias y aunar esfuerzos en pro de la independencia patria.

 

Muy pronto, el 31 de agosto emprendió su periplo por la Antillas, viaje de agitación revolucionaria, en el cual recaló en Montecristi, República Dominicana, en busca del general Gómez.

 

1 Jorge Mañach: Martí, el Apóstol, Ediciones Nuevo Mundo, s. f., p. 202.

2 Sociedad creada con el propósito de instruir, y educar a negros y mestizos con pocas posibilidades económicas, de cuyo claustro, Martí formaba parte.