El alma de la Revolución (Segunda parte y final)

Por teniente coronel (r) Oliver Cepero Echemendía
06 de Noviembre de 2020

Ilustración: Cuenca

En el prólogo al libro Un triunfo decisivo, el General de Ejército Raúl Castro Ruz valoró el papel de Fidel en esta epopeya con las siguientes palabras:

 

[...] Fidel fue un maestro en el empleo de las pequeñas fuerzas disponibles. Supo poner a cada hombre en el lugar y el momento preciso y, sobre todo, evitar que le causaran bajas. O sea, nos enseñó a combatir lo mucho con lo poco, lo fuerte con lo débil, la superioridad tecnológica con la inteligencia […] Muchos en el mundo no se explican cómo Fidel, un joven abogado sin prácticamente ninguna preparación militar previa, fue capaz de desarrollar un pensamiento estratégico que le permitió conducir exitosamente no solo batallas, sino una guerra de liberación en que se derrotó un ejército profesional. Además de su talento innato, haber sido siempre un insaciable estudioso de la historia militar explica su capacidad en tal sentido. En el pensamiento político-militar del Comandante en Jefe se resume lo mejor de la experiencia combativa de nuestro pueblo, desde los brillantes generales mambises hasta los comandantes rebeldes […]“.

 

Legado de un Ejército

 

A partir del desastre sufrido por el ejército de la tiranía, la Comandancia General del Ejército Rebelde elaboró el plan estratégico conducente a la victoria definitiva de la Revolución, el cual contemplaba numerosos lineamientos dirigidos a la organización y puesta en práctica de una contraofensiva ininterrumpida en todos los frentes de combate.

 

A menos de seis años de la gesta del Moncada, después de incesantes combates en campos y ciudades el Ejército Rebelde, bajo la jefatura del Comandante en Jefe, logró extender la guerra revolucionaria por toda la antigua provincia, de Oriente, a través del establecimiento de cuatro frentes de combate organizó la heroica invasión a la región occidental con el envío de las columnas rebeldes de Camilo y el Che y de otras fuerzas guerrilleras que establecieron nuevos frentes en Camagüey, Las Villas y Pinar del Río. Igualmente llevó a cabo la arrolladora contraofensiva estratégica, que luego de intensas batallas y combates, colocó a Oriente bajo el control de los cuatro frentes guerrilleros, con el Comandante en Jefe a las puertas de Santiago de Cuba y la realización de múltiples acciones en las provincias centrales, culminantes en la toma de importantes ciudades como Santa Clara, Placetas, Yaguajay y otras que aislaron las fuerzas del régimen opresor y lo colocaron en total bancarrota.

 

En tal situación, ante los intentos del imperialismo y la reacción por escamotear la victoria mediante un golpe de Estado y la instalación de una junta militar, Fidel ordenó al Ejército Rebelde continuar ininterrumpidamente la contraofensiva en todos los frentes de combate y llamó a los trabajadores a la Huelga General Revolucionaria, acciones que garantizaron el triunfo el primero de enero de 1959.

 

Al significar el rol del Ejército Rebelde en este proceso, el Informe Central al Primer Congreso del PCC señaló:

 

El Ejército Rebelde fue el alma de la Revolución. De sus armas victoriosas emergió libre, hermosa, pujante e invencible la patria nueva. Sus soldados reivindicaron la sangre generosa vertida en todas las contiendas por la independencia y con la suya propia cimentaron el presente socialista de Cuba. Las armas arrebatadas a los opresores en épica lucha las entregaron al pueblo y con el pueblo se fundieron, para ser desde entonces y para siempre el pueblo armado”.