Correspondencia entre Martí y Maceo: coincidencia de criterios
El 16 de diciembre de 1887, envió José Martí una carta a Máximo Gómez y a otras figuras de la revolución con el propósito de conciliar criterios «[…] sobre el modo más rápido y certero de organizar por fin, dentro y fuera de Cuba […] la guerra […]». Según el relevante estudioso de la vida y obra martiana Luis García Pascual,1 un texto similar en idéntica fecha fue enviado por el Apóstol a Antonio Maceo Grajales.2
Desde Bajo Obispo (Istmo de Panamá) y fechada el 4 de enero de 1888, recibió Martí una primera respuesta del Titán dando acuse de recibo a su carta. Palabras citadas por Maceo de la misiva del Apóstol permiten corroborar que la recibida por el general Antonio era muy similar a la ya citada, enviada a Gómez. La breve respuesta refería que habría otra más explícita, pues en ese momento se hallaba «[…] en cama preso de fuerte calentura […]». No obstante, expresó su criterio de que «[…] hoy como ayer […] debemos los cubanos todos […] deponer ante el altar de la Patria esclava y cada día más infortunada, nuestras disensiones todas y cuantos gérmenes de discordia […]».3
Y en efecto, días después, el 15 del propio mes y año, volvió el general a escribir para hacer saber sus ideas políticas y sus criterios en cuanto a la organización de la guerra. En primer término manifestó su respeto «[…] a los mandatos de la Ley, de los Poderes legalmente constituidos […]». Y añadió: «[…] El respeto a la Ley […] sería mañana en la guerra, y luego en la paz, la norma a la que ajustaría todos mis actos […] he de preferir siempre la venturosa vida del trabajo y la dulce esperanza de dar educación a mis hijos, 4 para con ambas cosas contribuir al engrandecimiento moral y material de la patria».5Asimismo, definió como forma de gobierno la republicana y democrática «[…] organizada bajo sólidas bases de moralidad y justicia […]».6
Y continuó Maceo: «En cuanto al mejor medio de organizar centros revolucionarios que preparen, tanto en Cuba como en el exterior, nuestro anhelado objeto, pienso que […] la electiva por mayoría de votos […]». Consideraba que a través de esos centros se debía «mantener vivo en el corazón cubano el odio a la dominación española»y recaudar fondos para la guerra futura. De igual modo recomendó contactar «con los jefes de la pasada lucha» para obrar «con verdadero concierto».7
Como puede apreciarse, y a pesar de las discrepancias habidas entre ellos,8 existía una gran coincidencia en las ideas de uno y otro: el primer ejemplo de la democracia a la que aspiraba Maceo puede apreciarse, precisamente, en este intercambio de nuestro Héroe Nacional con las más relevantes figuras de las pasadas contiendas para tomar de ellos criterios con respecto a los pasos que se debían dar. Maceo, como Martí, aspiraba a una república «con todos y para el bien de todos».
Cuando más adelante logró Martí concretar sus proyectos con la creación del Partido Revolucionario Cubano (10 de abril de 1892), muchos de los criterios maceístas se pusieron de relieve: la labor de los clubes y consejos en el aporte monetario a la preparación de la guerra,9 la unidad entre los combatientes de las contiendas anteriores y «los pinos nuevos» y el concepto martiano acerca del «culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre» fueron diferentes maneras en la que Martí enriqueció sus propias ideas con los ideales del Titán. Lo mismo haría con los criterios de Gómez y con todo aquello que contribuyera a fortalecer la base ideológica de la guerra necesaria.
Referencias
[1] Véase de su autoría Destinatario José Martí, Casa Editora Abril, La Habana, 2005, p. 207.
2La carta al general en jefe puede leerse en José Martí: Obras completas, t. 1, Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2007, pp. 216-222. La carta a Maceo no aparece recogida en esa obra.