El primer mártir

01 de Abril de 2022

Ramón López Peña, combatiente cubano del Batallón Fronterizo, fue asesinado a balazos por militares norteamericanos desde la base naval de Guantánamo durante el proceso de construcción de la UJC en las FAR en 1964. Fuente:Archivo Casa Editorial Verde Olivo

Prepara la cantimplora con el café. Sabe que la noche que se avecina, además de calurosa, será larga. Emprende la marcha hacia la posta. No se equivoca. Al relevar a sus compañeros comienzan a silbar las primeras ráfagas. Recuerda entonces a su padre. Manos de carbonero que imploraban: cuídate mijo. Y lo entiende. El Batallón Fronterizo no es para cobardes; pero estaba ahí por una razón: se lo había ganado. Ya cumplía 17 meses y fue seleccionado “ejemplar” en el proceso de construcción de la Juventud en las FAR. Habían pasado solo dos años desde aquel 4 de abril en que, a propuesta de Fidel, la Asociación de Jóvenes Rebeldes devino en Unión de Jóvenes Comunistas como forma superior de organización del movimiento juvenil cubano.

 

Quiero ser comunista, había escrito en su solicitud cuatro días antes. Ahora debía esperar respuesta. En realidad Ramón estaba impaciente. Tenía mucho por hacer. Lo primero, mostrar orgulloso el emblema de la organización a su padre. Ya después, lo que hiciera falta, donde fuera.

 

La provocación del otro lado de la frontera se hace más intensa. Ofensas verbales, piedras, más ráfagas. Invita a su compañero a ignorar semejante odio con un sorbo de café. En realidad Ramón estaba impaciente. La orden no se hace esperar. ¡A las trincheras!, escucha en la voz del 2do jefe del Destacamento. Pero ya en posición de firme enfrenta el fuego enemigo. Quería ser comunista. Comunista es no tener miedo. Cuídate mijo. Papá, esto es Patria o Muerte.

 

No le da tiempo a cumplir la orden. Un proyectil le atraviesa el cuello. A las siete y siete minutos del 19 de julio de 1964, en la posta 44 del Batallón Fronterizo, al borde de la base naval de Guantánamo, muere el soldado Ramón López Peña, víctima del odio.

 

No llegó a saberlo. Su solicitud de ingreso a la UJC había sido procesada y aprobada. Quería ser comunista. No llegó a saberlo, pero Ramón ya era comunista incluso antes de ser soldado.

 

Ramón López Peña hoy es recordado como el primer mártir de la Unión de Jóvenes Comunistas en las Fuerzas Armadas Revolucionarias.

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