Emilia Margarita Teurbe Tolón: La hermosa filibustera encarnación de la mujer cubana.

Ernesto Fernández Domínguez
20 de Febrero de 2025

Emilia Margarita Teurbe Tolón. Foto:Cubadebate

 

        De sus manos nació la bandera de la estrella solita

 

El general venezolano, Narciso López de Uriola, era vecino de una propiedad colindante al ingenio San José, en la provincia de Matanzas, patrimonio de los Teurbe Tolón. Allí hacía eventualmente estancia Emilia junto con su esposo Teurbe Tolón, que era también su primo hermano. Los contactos con López, eran casi inevitables.

 

Narciso, enamorado de Cuba, era partidario de la separación de España por la vía de una insurrección armada para luego anexar la Isla a los Estados Unidos, fuerte corriente política que tomó fuerza en la segunda mitad de la década de 1840 por causas que Verde Olivo analizará en emisiones posteriores.

 

Miguel, comprometido con el movimiento anexionista, se embarcó hacia los Estados Unidos, mientras su cónyuge se quedó al cuidado de su enfermiza madre y pasaba temporadas en el ingenio San José.

 

En junio de 1849, Narciso López le comenta al novelista Cirilo Villaverde y a Miguel Teurbe Tolón en Nueva York, su idea sobre la necesidad de crear una bandera que fuera emblema de la lucha contra el poder español en Cuba.

 

Miguel, en el exilio neuyorkino, cruzaba con frecuencia cartas con su esposa. El 3 de marzo de 1850, la casa de los Teurbe fue registrada por el Sargento Mayor de la plaza de Matanzas. En una misiva encontrada, el poeta matancero le comunicaba aspectos delicados respecto a la conspiración en la que él estaba implicado, lo cual confirmaba la sospecha de las autoridades españolas acerca de los vínculos de Emilia con la causa anexionista.

 

El 21 de marzo de 1850, el capitán general Federico Roncali dictó el decreto de destierro contra Emilia después de haber estado sometida a interrogatorios, órdenes de registro y prisión domiciliaria,convirtiéndose así en la primera cubana desterrada por causas políticas.

 

El 12 de abril de ese año llegó a Nueva York y se reunió con su esposo. Desde su arribo, la patriota matancera compartió con su marido labores propias de la conspiración: ayudaba a algunos exiliados dándoles alimentos; hacía rifas y colectas junto con otras señoras también emigradas, en beneficio de la causa. Por las noches, según comentan sus biógrafos, trabajaba en la imprenta, ayudaba a distribuir el periódico Verdad, y además atendía a los que acudían a su casa para acordar planes en favor de separar a la Isla de la península.

 

En el hogar de los esposos Teurbe Tolón, siguiendo las inspiraciones de Narciso López, Miguel dibujó y coloreó la que es hoy la enseña nacional cubana. En una de las reuniones de los anexionistas, el venezolano le pidió a Emilia que bordara la bandera, cuyo boceto había dibujado Miguel.

 

De acuerdo con el testimonio de Cirilo Villaverde, «la entusiasta filibustera» hizo la bandera con cintas de sedas blancas y azules, y con un retazo de tela roja. La estrella también era de seda y tenía un ribete del mismo género, blanco y trenzado...Medía 18 pulgadas de largo y 11 y medio de ancho; cada lado del triángulo 11 pulgadas y de una punta de la estrella a la opuesta, 3 pulgadas (1).

 

Terminada su labor, Emilia le entregó la bandera a López. Esta sirvió de muestra a jóvenes conspiradores de Nueva Orleans, quienes confeccionaron la que trajo el líder anexionista a Cárdenas.

 

Trayectoria de la bandera trabajada con frágiles pero firmes manos patriotas

 

Emilia Margarita Teurbe Tolón y Otero, nació en Matanzas el 9 de enero de 1828 dentro de una opulenta y distinguida familia de la región yumurina.

 

Al cumplir los 16 años y superados los obstáculos para su casamiento, Emilia contrajo nupcias con Miguel Teurbe Tolón, su primo hermano, en la Iglesia Parroquial de Matanzas.

 

«La entusiasta y hermosa filibustera», como le llamó Cirilo Villaverde, trabajaba sin descanso por la libertad de su tierra natal. Habitaba el matrimonio en la calle de Manzano, esquina a Jovellanos, en la ciudad de Matanzas.

 

En la madrugada del 19 de mayo de 1850, se produjo el desembarco del vapor Creole por el litoral de la bahía de Cárdenas. El abanderado fue el matancero Juan Manuel Macías y Sardiñas, quien plantó en tierra cubana el pabellón de la estrella solitaria.

 

La bandera desfiló con los combatientes y fue izada en el edificio del Gobierno de Cárdenas, donde permanecieron las tropas de Narciso López durante algunas horas en que esa ciudad estuvo en su poder.

 

Terminadas en fracaso las dos expediciones del caudillo venezolano y agarrotado este vilmente en la Habana el primero de septiembre de 1851, Emilia Teurbe Tolón y su compañero siguieron fuera de su patria luchando por la independencia de Cuba.

 

Ellos fueron los que organizaron en 1852, al cumplirse el primer aniversario de la muerte de Narciso López y sus valientes compañeros, solemnes honras fúnebres en la Catedral de San Patrick en Nueva York. Los cubanos vestidos de luto, se trasladaron al salón de Broadway número 600. En el tope del edificio flameaba a media asta una inmensa bandera cubana.

 

La enseña que Emilia bordó se la entregó a Narciso López y este la depositó en poder de Cirilo Villaverde, quien al morir la dejó a su hijo. En 1942, Narciso Villaverde la donó al Fondo Cubano Americano de Socorro de los Aliados, institución creada para cooperar en el triunfo contra el nazismo. Años después esta institución entregó la enseña al Palacio Presidencial – actualmente Museo de la Revolución-, donde aún se conserva.

 

La bandera confeccionada por Emilia Teurbe Tolón fue oficial según acuerdo de la Asamblea de Guáimaro del 11 de abril de 1869.Al cumplirse en 1950 el centenario del símbolo de la nacionalidad cubana, el Congreso de la República proclamó oficialmente a la patriota matancera como «Encarnación de la Mujer Cubana».

 

A su muerte en Madrid el 22 de agosto de 1902, legó todos sus bienes a la Sociedad Económica Amigos del País en beneficio de la enseñanza gratuita en una República olvidada de los pobres.

 

En búsqueda de los restos de la heroína

 

En 1854, Emilia le pidió la separación a su primo hermano y se casó con el doctor Luis Rey de Perault. Miguel falleció víctima de la tuberculosis en 1856.

 

La patriota matancera enviudó en 1884, y poco después se unió en terceras nupcias al camagüeyano Juan de Dios Estrada Companioni, con quien marchó a Madrid.

 

Antes de partir, ambos legaron sus bienes y el producto de varias rentas a la Institución Tolón destinada a la enseñanza gratuita de niños pobres, en una sociedad olvidada de los desposeídos.

 

El destino final de Emilia fue incierto, pero finalmente su tumba fue encontrada en 2010 en el cementerio de Nuestra Señora de La Almudena, en Madrid.

 

Esta necrópolis iba a enviar a una fosa común los restos que nunca fueran reclamados. Por un golpe de suerte, después de días tormentosos en busca de datos en 22 cementerios de la capital española, en la Biblioteca Nacional, en los servicios funerarios de Madrid y el Registro Civil Central de esa ciudad, la investigadora matancera Clara Emma Chávez Álvarez, biógrafa de Emilia, y el artista de la plástica Ernesto Martínez Pérez, pudieron hallar su tumba.

 

Sus restos fueron inhumados en el Cementerio de Colón el 23 de agosto de 2010.

 

Fuentes consultadas

 

1-Diago Izquierdo, Olivia. VESTIDAS DE PATRIA. La Habana, Casa 2-Editorial Verde Olivo, 2019.

3-Ecured

4-Cubanosfamosos.com