El Anexionismo: madeja histórica en la que se enredan otras corrientes socio-políticas 1
No debemos dejarnos engañar por opiniones cercanas a presentarnos la corriente anexionista — que tomó fuerza en Cuba alrededor de la década del 40 del siglo XIX — como un ideal de avance socioeconómico de la Isla.
Nada de eso. Salvo algunas personalidades que,ante la intransigencia del colonialismo español creyeron con honestidad que el Norte era el mejor punto cardinal para enrumbar el futuro del archipiélago, la realidad es aplastante: el anexionismo no fue sino una cortina —bastante transparente—, con la que ocultar el mantenimiento del esclavismo, el racismo y el miedo al negro, y sus figuras más descollantes no pudieron deshacerse de la imagen del negro como un instrumento más de trabajo.
Eso por una parte. Por la otra, la línea política que transitaba paralela al anexionismo: el abolicionismo, tenía su apoyo mayor en el viejo deseo del Reino Unido de apoderarse de la Isla y desbrozar en el Caribe terreno para el naciente capitalismo, entre otros objetivos. Pero vayamos por parte.
Contradicciones entre el capitalismo naciente y el viejo esquema feudal— esclavista
En los inicios de la década de 1840, apareció en La Habana el cónsul británico David Turnbull, quien traía consigo nuevos enfoques y un plan para solucionar el estancamiento económico de la Isla.
El plan de Turnbull era claro:
- Todos los colaboradores blancos nativos y gentes de color se unirían para luchar por la independencia de Cuba.
- En una proclama se expondrían las causas por las que Cuba se separaba de España y se declararía traidor a todo hombre libre, blanco o de color que no se alistase bajo la bandera de la libertad.
- Se permitiría tomar las armas por la independencia a todo nativo esclavo que se presentase voluntario.
- Los principios y objetos de la revolución se darían a conocer inmediatamente al gobierno de Su Majestad británica.
- Se procedería a la inmediata emancipación de los esclavos para asegurar su libertad y no comprometer la seguridad de sus amos.1
Los criollos ricos habían admitido a David Turnbull como socio de la Sociedad Económica de Amigos del País en su primera visita a Cuba, y ello acabó desatando las iras del Capitán General, Gerónimo Valdés, aunque este tuviese cierta simpatía por limitar la trata de esclavos.
Las ideas de David Turnbull fueron demasiado explosivas para la época —e inviables—, y fue perseguido y cesado de su cargo de la Sociedad Económica en 1842. Se trasladó al Pontón Romney, un buque británico, donde se puso a salvo. Después empezaría a organizar otro proyecto para poner fin a la soberanía española en Cuba y asegurar la abolición de la esclavitud, un escollo para la mecanización de la economía, premisa del desarrollo del capitalismo.
Del Monte y otras personalidades contrarios a la trata protestaron ante la decisión del cese del cónsul británico, y le readmitieron gracias a la ayuda del director de la Sociedad Económica, José de la Luz y Caballero, quien además tenía personal amistad con Turnbull.
Los abolicionistas británicos desde 1838 habían iniciado un movimiento secreto orientado a la separación de Cuba de la soberanía española y acercarla a la influencia del Reino Unido. Turnbull había investigado en diversos lugares de la Isla sobre la fecha en que habían sido introducidos los esclavos en las plantaciones para denunciar esas acciones.
Turnbull mantenía buenas relaciones con el sector liberal de la burguesía, entre ellos, Domingo del Monte, Luz y Caballero y Miguel Aldama, a quienes les daba a conocer de sus planes abolicionistas.
El año del cuero
De que Turnbull era un abolicionista convencido no hay duda alguna. En 1832, fue enviado a Madrid, donde trabajó con el representante británico en España para conseguir que el gobierno de este país reafirmara su compromiso de acabar con la esclavitud según lo pactado
en un tratado hispano—británico de 1835.
Turnbull había pasado la última parte de 1838 y principios de 1839 viajando por Cuba, donde la esclavitud continuaba siendo legal.En agosto de 1840, el canciller británico Lord Palmerston nombró a Turnbull cónsul en Cuba; sin embargo, las autoridades españolas lograron su expulsión dos años más tarde —como habíamos comentado—, cuando fue acusado de incitar una revuelta de esclavos. En 1844, el llamado Año del Cuero en la historia de Cuba, aparentemente hubo un complot de esclavos conocido como la Conspiración de la Escalera, y las autoridades españolas volvieron a acusar a Turnbull de ser el «motor principal» de la insurrección. Nunca fue demostrada su participación, pero sí su influencia.
La corriente anexionista alcanzó fuerza después de la salvaje represión antiabolicionista realizada por el capitán generalLeopoldo O´Donnell contra la supuesta Conspiración de la Escalera 2, en la cual involucraron también a criollos blancos y cuyo «cerebro» fue atribuido a Turnbull.
Luego de finalizada esta «conspiración», se produjeron varias revueltas y alzamientos, así como algo más tarde, las expediciones de Narciso López. Todos estos eventos reprimidos por las autoridades coloniales.
1Ceballos, Inés. Ensayo Cuba en su etapa anexionista, 1843-1855. Hypermedia Magazine, abril 28, 2024.
2 Todo indica que no hubo una sola conspiración de grandes magnitudes, sino varias pequeñas e inconexas.
Fuentes consultadas
- Ceballos, Inés. Ensayo Cuba en su etapa anexionista, 1843-1855. Hypermedia Magazine, abril 28, 2024.
- Pichardo, Hortensia. Facetas de nuestra historia. Santiago de Cuba. Ed. Oriente, 1989.
- Pinos Santos, Oscar. Historia de Cuba. Aspectos fundamentales. La Habana, Editora Nacional de Cuba, 1964, págs. 127-156.
- Colectivo de Autores. Diccionario Enciclopédico Militar de Cuba. Primera parte 1510-1898. Ed. Verde Olivo,2014 pág. 173.
- Torres-Cuevas, Eduardo y Loyola Vega, Oscar. Historia de Cuba, 1492-1898. Formación y liberación de la nación. La Habana, Ed. Pueblo y Educación, 2001, págs. 184-195.
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