Del servicio militar a la enfermería

25 de Noviembre de 2024

Foto:Cortesia del entrevistado

 

En el corazón de la terapia intensiva de un hospital la vida y la muerte se entrelazan constantemente. En un espacio de tensión y la esperanza como este, trabaja Jean Michel Rivero Ramos, un enfermero cuya vocación encontró un camino inesperado durante su tránsito por el Servicio Militar Activo (SMA). Su historia no es solo un testimonio de dedicación profesional, sino también un ejemplo palpable de las oportunidades que este camino puede brindar a los jóvenes cubanos.

 

«Mi nombre es Jean Michel y mi historia comenzó en la Marina de Tarará", relata. "El servicio militar no era algo que inicialmente imaginaba como un trampolín a mi carrera, pero resultó ser un punto de inflexión fundamental», enfatiza.

 

Su traslado al Hospital Militar Naval Luis Díaz Soto cambió su perspectiva por completo. «La posibilidad de regresar a casa cada día fue otra posibilidad dada la cercanía, así ayudé a mi madre aliviando desde entonces la carga económica familiar, mientras aprendía de una manera incomparable en la práctica».

 

Pero la decisión de dedicarse a la enfermería, confiesa, tiene raíces más profundas. «El fallecimiento de un familiar marcó mi vida. La impotencia de no poder ayudarlo fue el catalizador de mi decisión. Quería dedicarme a aliviar el sufrimiento ajeno, a devolver la salud a quienes la necesitan».

 

Su aprendizaje en el hospital naval fue progresivo y orgánico. «Estar en terapia intensiva, rodeado de profesionales, fue una escuela invaluable. Memorizaba procedimientos, asistía a los pases de visita, absorbiendo las complejidades de la terminología médica. No era solo observar, era aprender». Y recalca un punto clave: «La disciplina y la marcialidad del servicio militar se han traducido en responsabilidad y rigor en mi formación académica.»

 

Esa formación académica, lograda gracias a la guía de la docente Marielis, quien lo orientó en el proceso de matrícula, coronó su experiencia. «La base que construí durante mi SMA fue crucial para mi desempeño en la universidad. Tenía una ventaja invaluable: el conocimiento práctico del entorno hospitalario y una familiaridad con los procedimientos que muchos de mis compañeros no poseían.»

 

Ahora, como enfermero recién graduado, Jean Michel enfrenta la ardua realidad de la terapia intensiva. «El trabajo es exigente, los pacientes llegan en condiciones críticas, pero la satisfacción de ver su mejoría es inmensa. Es increíble la combinación entre los conocimientos adquiridos, el apoyo psicológico y el simple afecto que podemos brindar. Tan importante es el tratamiento como la calidad humana que ofrecemos», explica con orgullo. «Amo mi profesión, amo lo que hago, y estoy agradecido con la experiencia que me proporcionó el servicio militar, que me abrió un camino hacia mi vocación». Su historia es una prueba irrefutable de que el SMA, además de cumplir con su deber patriótico, puede ser una puerta a oportunidades profesionales inesperadas y gratificantes, como lo fue para él.

 

  • Foto:Cortesia del entrevistado

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