Cuando el soldado de fila emergió jefe
Pocos días transcurrieron para Raúl Castro Ruz entre la celebración de su cumpleaños 22, a bordo del barco Andrea Gritti y el asalto al cuartel Moncada
Me era difícil creer que ese joven simpático, de buen carácter y situación económica holgada, del que me despedí hacía apenas 50 días, había tomado las armas y asaltado una fortaleza, relató Nikolái Serguéievich Leónov, autor del libro Raúl Castro: un hombre en revolución y quien conoció al General de Ejército durante una travesía marítima, donde el joven cubano regresaba tras encabezar la delegación de la Isla, a la Conferencia Internacional sobre los Derechos de la Juventud, en Viena.
En el poco tiempo transcurrido desde su arribo de Europa hasta el combate del Moncada, Raúl se preparó para la acción armada contra Batista. En el momento en que se hizo la selección de las cédulas y los hombres que participarían en los hechos del 26 de julio, José Luis Tasende defendió el criterio de incluirlo; y cuando llegó el instante tan esperado, fue precisamente Tasende quien lo impuso de la buena nueva.
Fidel no le informó sobre los detalles porque el plan estaba totalmente compartimentado. Solo unas horas antes de la operación en la granjita Siboney, conoció que iría con otros cinco hombres a tomar el edificio del Palacio de Justicia, que se encontraba al lado del cuartel, para desde la azotea, apoyar con el fuego la ofensiva del grupo principal dirigido por Fidel.
La caravana de autos salió a su cita con la historia. En el tercero iban seis compañeros, entre ellos Raúl. Este grupo, alertados por él ante un error de desvío, rectificó el rumbo; pero la situación condicionó la llegada con retraso a su objetivo, prácticamente cuando en el Moncada se iniciaba el tiroteo.
En el fragor del combate
Raúl y sus compañeros cumplieron la primera parte de la orden, con aparente facilidad. Primero capturaron a un cabo que transitaba por el lugar, luego al sereno del Palacio de Justicia que les abrió la puerta y les dijo dónde estaban los guardias que custodiaban el edificio. Hicieron prisioneros a estos últimos y tras desarmarlos, los encerraron junto a los otros dos del local.
Desde la azotea, donde se veía bien el Moncada, el grupo abrió fuego con el propósito de paralizar las acciones de la guarnición. Más, ante el fallo del factor sorpresa, Fidel ordena la retirada, que fue observada por Raúl y sus acompañantes desde la plataforma, pero al bajar por el ascensor del edificio, percibió que una patrulla de militares estaba a punto de apresar a sus compañeros. De inmediato se abalanzó contra el sargento que los dirigía, le arrebató la pistola ordenando a los soldados y su jefe tirarse al suelo, lo cual cumplieron.
En pocos segundos los asaltantes se convirtieron de arrestados en escoltas. El sargento y los soldados que le acompañaban, fueron conducidos a la misma habitación que ocupaba el resto de los detenidos. Mientras, a sus compañeros, Raúl les ordenó tomar el auto en el que habían llegado, ponerlo en marcha y esperarlo mientras él buscaba al jefe de grupo, quien no fue encontrado.
La acción en el Palacio de Justicia había concluido. El futuro ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias iba como un simple integrante, sin embargo, al desatarse la acción, aparte de asumir la jefatura y dar órdenes oportunas, organizó la retirada en el momento preciso. En aquel breve combate, además de dar prueba de su valor personal, Raúl Castro validó su iniciativa y destreza para contraponerse en situaciones difíciles, sus dotes de organizador y condiciones para asumir el rol de jefe militar.
Alcanzaba Raúl dimensiones políticas y revolucionarias propias. Su valentía en el posterior juicio, fructificó en nuevos jóvenes, los crímenes denunciados fueron castigados, y el futuro añorado es hoy una hermosa realidad, defendida por todo un pueblo.
El joven Raúl Castro Ruz fue condenado a 13 años de prisión junto a los demás moncadistas, también amnistiado por la presión popular el 15 de mayo de 1955, pero poco después marchó al exilio en México, vino en el Granma, combatió en la Sierra Maestra, fue ascendido a comandante del Ejército Rebelde y fundó el Segundo Frente Oriental Frank País, y fue su jefe hasta la victoria del Primero de Enero de 1959.
Ese es el mismo héroe de la guerra y la paz que continuó la obra del Comandante en Jefe con la conducción del pueblo cubano, al cual ha enseñado que frente al enemigo no habrá rendición ni derrota.
Fuente consultada:
Nikolái S. Leónov: Raúl Castro. Un hombre en revolución, Editorial Capitán San Luis, 2015.
Tomado de Revista Verde Olivo. Edición Especial, No.1, 2021
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