El 20 de mayo de 1902 y la república soñada por Martí

María Luisa García Moreno
23 de Mayo de 2022

Momento en que es arriada la bandera estadounidense en el Palacio de los Capitanes Generales (hoy, Museo de la Ciudad). El general Máximo Gómez iza la bandera de la estrella solitaria. (Fotos Prensa Latina y Granma)

Aquel lejano día de 1902, la bandera norteamericana, que desde el fin de la guerra y tras la ocupación militar ondeaba en los cielos de Cuba, fue arriada y, en su lugar, se izó la bandera de la estrella solitaria, nuestra enseña nacional, como símbolo del fin de dicha ocupación y el comienzo de una nueva etapa en nuestra historia.

 

Según el relevante intelectual,Fernando Martínez Heredia: “Para el pueblo cubano que vivió […] aquella república fue un gran triunfo, su primera gran victoria como pueblo […] El pueblo cubano destruyó el poder de la metrópoli y estaba a punto de vencer en 1898; ocupado militarmente por Estados Unidos, diezmado, extenuado y hambriento, exigió la independencia plena durante otros tres años y medio de jornadas cívicas extraordinarias. ¿Cómo no iba a sentir y considerar que había obtenido un gran triunfo?”[1]

 

Por eso, el Generalísimo Máximo Gómez exclamó en ese momento: “¡Al fin hemos llega­do!” Y ciertamente así era: habíamos llegado al final de esa intervención y comenzábamos una república, lastrada y amordazada, burguesa y neocolonial; pero en la que, al menos, gobernaban cubanos y, además, las fuerzas ar­madas estadounidenses, se retiraban al fin del territorio nacional.

 

Tras su intervención en la guerra, los yanquis habían intentado apropiarse de Cuba y ya, desde la firma del “Tratado de París” con España (10 de diciembre de 1898), evento en el que Cuba no estuvo representada, se apoderaron de Puerto Rico —aún hoy atado a Estados Unidos—, Filipinas y Guam. Al menos, Cuba no sufrió ese destino.

 

No se había logrado la definitiva in­dependencia de que hablara Martí; en la República que se inauguró ese día, toda una serie de mecanismos —Tratado de reciprocidad comercial (1902), Tratado permanente (1903),Tratado de arriendo de bases navales y carboneras(1903), etc.—ataba el país a la nación norteña; pero no habían logrado la anexión.

 

A pesar de que los norteamerica­nos habían logrado la ruptura en­tre la Asamblea de Representantes de la Revolución Cubana (Asamblea de Santa Cruz del Sur o del Cerro)[2] y el general Máximo Gómez Báez,[3] y licenciado al Ejército Libertador, con lo cual eliminaron toda representación oficial de la República en Armas, no lograron acallar el sentimiento nacionalista, independentista, que brotaba espontáneo a la primera ocasión en cada corazón cubano.

 

Por eso, no les quedó otra que con­vocar la Asamblea Constituyente y pro­ceder a la creación del Estado nacional cubano. Eso sí, un estado nacional ata­do por un apéndice en su Constitución —la Enmienda Platt— y la serie de mecanismos jurídicos, que les garantizaba un buen grado de dominación sobre Cuba.

 

El rechazo de los delegados a la Asamblea Constituyente y de los cubanos en general a la imposición de la Enmienda Platt fue notorio. Tanto, que los estadounidenses tuvieron que exigir: o hay en­mienda o no hay república. Ante tal disyuntiva, la mayoría de los asambleístas consideró que la aprobación de aquella enmienda era el mal menor. Y de hecho, así era: los ocu­pantes se tuvieron que marchar y a par­tir de esa fecha, Cuba se estrenó como república. Menguado resultado para quienes por tantos años habían peleado por su independencia, pero resultado al fin.

 

La frustración, según Martínez Heredia, fue “un hecho cierto”, pero tuvo —y quizás sea esto lo más importante— “una faceta activa”, pues contribuyó “a teñir de resistencia y rebeldía el espíritu de la nación”[4] en la batalla por alcanzar la república soñada por Martí, en la que “la ley primera […] sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre”.[5]

Por eso, para estas generaciones que sí han alcanzado el sueño de Martí y la plena soberanía, el 20 de mayo es una efeméride cuya significación está caducada.

 

1 Fernando Martínez Heredia: “Un siglo del 20 de mayo”, en La Gaceta de Cuba, no. 4, La Habana, jul.-ago., 2002, en https://medium.com/la-tiza/el-pueblo-de-cuba-y-el-20-de-mayo

[2]Órgano creado por los patriotas cubanos para re­presentar la Revolución y el Ejército Libertador, una vez concluida la guerra.

[3]Con una hábil maniobra, el Gobierno norteamericano le ofreció a Gómez tres millones de dólares a modo de dádiva para licenciar el Ejército Libertador y el general aceptó. La Asamblea lo destituyó del cargo el 12 de marzo de 1899 y el pueblo habanero acudió adesagraviarlo a la Quinta de los Molinos. La crisis hizo perder a la Asamblea su pocapopularidad y, debilitada por las protestas populares, se disolvió el 4 de abril de 1899. No quedaba ya ningún mecanismo de la Revolución independentista.

[4]Fernando Martínez Heredia: Ob. cit.

[5]José Martí: “Discurso en el Liceo Cubano”, Tampa, 26 de noviembre de 1891, en Obras completas, t. 4, Centro de Estudios Martianos, Colección digital, La Habana, 2007, p. 270.