“Vindicación de Cuba”: ayer y hoy

Por María Luisa García Moreno
24 de Marzo de 2022

Ilustración: Luis Bestard Cruz

Vindicar significa “defender a quien se halla injuriado o calumniado”. Por eso, cuando el 16 de marzo de 1889 apareció el artículo “¿Queremos a Cuba?”, en el periódicoThe Manufacturer, de Filadelfia, y muy poco después, el 21 del propio mes, en The Evening Post, de Nueva York, “Una opinión proteccionista sobre la anexión de Cuba”, José Martí se sintió en la urgente necesidad de escribir la carta respuesta —conocida como “Vindicación de Cuba”— a Edwin L. Godkin, director del rotativo neoyorquino.

 

En su interés de que su contenido llegara al lector estadounidense, la misiva fue redactada en inglés; aunque el Apóstol tradujo de inmediato al español los dos artículos ofensivos a Cuba, los que junto a su respuesta, circulaban ya el 3 de abril en Nueva York en forma de folleto titulado Cuba y los Estados Unidosy poco después, en La Habana.

 

En esencia, el artículo publicado en Filadelfia, luego de destacar la privilegiada geografía de Cuba, se declaraba contrario a la anexión por considerar inferior a la población de la Isla, compuesta por “españoles, cubanos de ascendencia española y negros”. A los españoles los consideró indignos de ser ciudadanos americanos; pero los cubanos no eran más deseables, pues “[…] A los defectos de los hombres de la raza paterna unen el afeminamiento, y una aversión a todo esfuerzoque llega verdaderamente a enfermedad. No se saben valer, son perezosos,de moral deficiente, e incapaces por la naturaleza y la experienciapara cumplir con las obligaciones de la ciudadanía en una repúblicagrande y libre. Su falta de fuerza viril y de respeto propio está demostradapor la indolencia con que por tanto tiempo se han sometido a la opresión española […] En cuanto a los negros cubanos están claramente al nivel de la barbarie […]”.[1]Por su parte el rotativo neoyorkino reproduce y asume esos criterios: “Todo esto lo reiteramos con énfasis nosotros […]”.[2]

 

Según la investigadora Marlene Vázquez, “Ante tanta ignorancia, altanería y desprecio, Martí despliega una estrategia inteligente: lo fundamental no era discutir o no el tema de la anexión de Cuba, sino reivindicar el honor nacional […]”.[3] Y precisamente eso es la viril respuesta del Apóstol, publicada en el propio periódico el 25 de marzo: “Ningún cubano honrado se humillará hastaverse recibido como un apestado moral […] en un pueblo que niega su capacidad, insulta su virtud y desprecia su carácter. Hay cubanos que por móviles respetables, por una admiraciónardiente al progreso y la libertad, por el presentimiento de sus propiasfuerzas en mejores condiciones políticas, por el desdichado desconocimientode la historia y tendencias de la anexión, desearían ver la Islaligada a los Estados Unidos. Pero los que han peleado en la guerra, yhan aprendido en los destierros; los que han levantado, con el trabajode las manos y la mente, un hogar virtuoso en el corazón de un pueblohostil; los que por su mérito reconocido como científicos y comerciantes,como empresarios e ingenieros, como maestros, abogados, artistas, periodistas,oradores y poetas, como hombres de inteligencia viva y actividadpoco común se ven honrados dondequiera que ha habido ocasión paradesplegar sus cualidades, y justicia para entenderlos […] más numerosos que los otros, no desean laanexión de Cuba a los Estados Unidos. No la necesitan […]”.[4]

 

Y añade el Apóstol: “No somos los cubanos ese pueblo de vagabundos míseros o pigmeosinmorales que a The Manufacturer le place describir; ni el país de inútilesverbosos, incapaces de acción, enemigos del trabajo recio […] Hemos sufrido impacientes bajo la tiranía;hemos peleado como hombres, y algunas veces como gigantes, para serlibres […]

 

Merecemos en la hora de nuestro infortunio, el respeto de los que nonos ayudaron cuando quisimos sacudirlo”.[5]

 

“Vindicación de Cuba” fue la reivindicación del honor y la dignidad de cada cubano. Por eso, hoy, a 133 años de su publicación, en tiempos en que otras mentiras y calumnias empañan nuestra imagen ante el mundo, afirmamos con la palabra siempre vigente de Fidel que permanecemos “[…] siempre dispuestos a defender ese futuro que queremos conquistar, siempre dispuestos a defender lo que hemos conquistado ya, siempre dispuestos a defender nuestros ideales y a defender nuestra dignidad, nuestra independencia, nuestra libertad, nuestra patria […]” y “[…] podemos decirle a Martí que hoy más que nunca necesitamos de sus pensamientos, que hoy más que nunca necesitamos de sus ideas, que hoy más que nunca necesitamos de sus virtudes”.[6]

 

En “Vindicación de Cuba”, Martí traspasa las fronteras del tiempo y nos habla para hoy.

 


[1] “¿Queremos a Cuba?”, traducido de The Manufacture, Filadelfia, 16 de marzo de 1889, en José Martí: Obras completas, t. 1, Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2007, p. 233.

[2]“Una opinión proteccionista sobre la anexión de Cuba”, traducido de The Evening Post, de New York,

de 21 de marzo de 1889, en ob. cit., p. 235.

[3]Marlene Vázquez: “‘Vindicación de Cuba’, de José Martí, una relectura necesaria”, en http://www.josemarti.cu/wp-content/uploads/2019/05/Vindicacion_de_Cuba.pdf

[4] José Martí: “Vindicación de Cuba”, en ob. cit., pp. 236-237.

[5]Ibidem, p. 237.

[6] Fidel Castro: “Discurso pronunciado en la clausura del XVI Congreso de la CTC, teatro Carlos Marx, 28 de enero de 1990, en http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1990/esp/f280190e.html