Sesenta y cinco años después

11 de Marzo de 2022

Los jóvenes de hoy tienen el privilegio de poder estudiar en nuestras universidades la carrera de su preferencia, según su promedio de nota, o sea, su esfuerzo. Muy diferente era para la generación de estudiantes en la Cuba de 1957.

 

Bajo el asedio de la tiranía de Fulgencio Batista, el 13 de marzo de ese año, con el auspicio del Directorio Revolucionario (DR) liderado por José A. Echeverría, presidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), un grupo de jóvenes se propuso  confrontar la insostenible situación del  país con dos históricas y muy arriesgadas acciones: asaltar  el antiguo Palacio Presidencial con la intención de eliminar físicamente al tirano, y darlo a conocer de inmediato, a través de los medios de comunicación, al tiempo que se convocaría a una huelga general y se llamaría a todo el pueblo cubano a sumarse a la lucha.

 

El origen de estas operaciones, fue un encuentro entre José Antonio Echeverría y Fidel Castro, con el fin de unir esfuerzos y acciones previas al inicio de la lucha guerrillera contra la dictadura. Su culminación fue la firma entre ambos líderes, de lo que se  llamó Carta de México, un documento de 19 puntos signado por ambos, el 29 de agosto de 1956.

 

En la tarde del 13 de marzo de 1957, un camión de la Fast Delivery se estacionó en un callejón sin salida ubicado entre las calles 21 y 24, en el Vedado, y del  edificio colindante, bajó un gru­po de jóvenes que entraron al vehículo. A la par, otros se encaminaron hacia automóviles parqueados en la zona y finalmente partieron por  varias avenidas.

 

El plan consistía en tomar al unísono el Palacio Presidencial por hasta cincuenta hombres.  Este comando,  sería apoyado por un grupo de cien personas armadas, tenía la finalidad de ocupar los edificios más altos de los alrededores y, desde estos puestos, apuntalar al mando principal en el asalto al Palacio y a la emisora Radio Reloj, con un segundo propósito.

 

[]Sin embargo, este apoyo secundario al asalto, no se llevó a cabo ya que los participantes nunca llegaron al lugar de los hechos por vacilaciones de última hora.  Los asaltantes  arribaron al tercer piso del Palacio, pero no localizaron ni pudieron ejecutar al tirano.

 

Simultáneamente, sí se efectuó la irrupción a la emisora Radio Reloj. Un grupo dirigido por José Antonio Echeverría, asaltó el edificio de la emisora, a la hora convenida, coincidiendo con la operación realizada en el Palacio Presidencial. Luego de tomar el edificio con éxito, José Antonio dio lectura a una parte de la proclama revolucionaria en la que se anunciaba la ejecución de tirano: “¡Pueblo de Cuba! En estos momentos acaba de ser ajusticiado revolucionariamente el dictador Fulgencio Batista…”

 

Pero, al salir de la emisora hacia la Universidad, los combatientes son alcanzados por una patrulla de la policía del régimen, donde después de un intercambio de disparos, cae Jose Antonio, “Manzanita” para sus amigos.]

 

En fin, el desarrollo de las operaciones tuvo un desenlace diferente a como había sido planificado pues no participaron todas las fuerzas previstas y el objetivo de ajusticiar al dictador, no se consiguió; la acción de los jóvenes revolucionarios fue reprimida con violencia.

 

A pesar de no haber logrado su finalidad, este hecho  amplificó el desprecio y rechazo al opresor y a su régimen de dominación. En realidad,  fueron dos golpes al unísono que la tiranía no pudo ocultar y que conmovieron con mucha fuerza a la población. Indudablemente, este preámbulo resultó un apoyo moral muy enérgico para los revolucionarios, que combatían en la Sierra Maestra y en la clandestinidad, los que continuaron con firmeza su lucha, hasta el glorioso 1ro de enero.

 

La realidad es diferente a la de aquellos años, pero la historia nos respalda con muchos ejemplos gloriosos. Por eso, hoy recordamos a los valientes que hace 65 años asaltaron al Palacio Presidencial y tomaron Radio Reloj.

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