Cuba para el mundo
Nos descubrimos activos en otro aniversario del triunfo de la Revolución y en medio de la dinámica global, ensanchamos la mirada respecto al carácter universal de ella.
Los más jóvenes somos conscientes de las razones que lo validan: el internacionalismo, la solidaridad y la unidad entre las naciones del Tercer Mundo como columnas vertebrales de la política del país.
Mas, la ascendente reciprocidad humanista que caracteriza a esta Isla trasciende sesenta años; afianzada ya entre generaciones de cubanos emergió como el lógico proceso de dar y recibir.
En cada suceso de nuestra emancipación se descubren ejemplos que enraizaron, por sí solos, la cultura fraterna del pueblo. Historiarlos genuinamente fue prédica constante para el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz y deviene reto para investigadores, periodistas, escritores…
Emergen así, respuestas sobre los cimientos y relevancia de la Revolución. El coronel (r) René González Barrios, nos adentra en las profundas bases que sustentan esa universalidad.
“El concepto de Revolución en Cuba rebasa los límites de esta geografía, desde antes del inicio de la gesta independentista en 1868, sobre todo en los movimientos que precedieron al alzamiento de Demajagua en la primera mitad del siglo XIX”, indica el entrevistado.
Aún cuando la conciencia nacional no se había consolidado en la Mayor de las Antillas, nacidos aquí pelearon en las guerras de América, incluso, se incorporaron al Ejército Libertador de Simón Bolívar en la extensa y cruenta campaña bélica para expulsar de América Latina al colonialismo español.
Atraídos por las contiendas justas, nos habla el entrevistado de “muchos que no solo buscaron apoyo en otras regiones como México y Venezuela para lograr nuestra libertad, sino que se vieron inmersos en los procesos que vivían esos países y acumularon, además, experiencia militar de utilidad, posteriormente, en los campos nacionales”.
Participaron en Estados Unidos en la Guerra de Secesión al lado de los Ejércitos de la Unión; en la Guerra de Restauración en República Dominicana; fundaron, junto a patriotas puertorriqueños, la Sociedad Republicana de Cuba y Puerto Rico: cubanos que arribaron a la Patria curtidos por el fragor de las guerras, con grados y méritos reconocidos y cuya estela en naciones hermanas se correspondió, luego, con el aporte a nuestras luchas.
Conciencia colectiva
Extensas lecturas e investigaciones le permiten González Barrios descubrir el ideal universal intrínseco en los próceres. Rememora así a Carlos Manuel de Céspedes: “En el Manifiesto del 10 de Octubre dice que ‘se hacía la guerra por la independencia para tender la mano amiga y generosa a los demás pueblos del mundo’.
Pero al crear el Partido Revolucionario Cubano, Martí nos legaba el mismo concepto, lograr con la independencia de Cuba el equilibrio de las Antillas’, estableció de este modo una visión no solo antillana y latinoamericana, sino también cosmopolita, resumida en su idea de ‘Patria es humanidad”’.
Basados en esos argumentos, hombres de otras tierras llenaron estos campos de batalla durante las tres guerras de independencia. Compensados nuevamente por los cubanos, entonces “en la República Neocolonial, van en contingentes a pelear a la Segunda Guerra Mundial, a la Guerra Civil Española, contra Trujillo en República Dominicana; contra Somosa en Nicaragua…
“La esencia humanista del socialismo está anclada en nuestra historia y en lo más puro del pensamiento revolucionario de los héroes que buscaron la libertad, sobre todo de los padres fundadores: Céspedes, Martí, Gómez, Maceo y Fidel; el Che, con su incomparable contribución. Pero creo que ha sido un caudal de ideales donde se entrelazan, además, Mella, Villena, Guiteras, Pablo de la Torriente, Camilo y muchas personalidades que
nos dejaron esa impronta de que la Revolución que hacíamos rebasaba los límites de este marco geográfico”.
Varios son los nombres que podrían simbolizar a los generosos luchadores por la independencia, de los internacionalistas que cayeron en la primera guerra, basta rememorar las épicas hazañas de Henry Reeve, el Inglesito; o “que el jefe de los mambises era un dominicano y el de una columna invasora en la Sierra Maestra, el Che Guevara, argentino que se destacó como uno de los principales líderes del movimiento guerrillero; de Fidel que no cabía en esta Isla por su manera de pensar y que estaba en todas partes del mundo brindando su ayuda desinteresada”, expone el especialista.
Constantemente correspondemos al apoyo que hemos recibido, porque prende de la fraternidad y el humanismo que proclamados por Martí, materializara Fidel en la práctica de su concepto de Revolución. Si en cualquier lugar del orbe acontece un desastre,
Cuba se dispone a prestar auxilio sin distinguir régimen social o carácter del gobierno.
Concepciones que continúan siendo esenciales en estos tiempos de marcha unida y que, como fruto de la cultura y conciencia política acumuladas durante años, ha consolidado también este pueblo diverso que lleva impregnado en sí el espíritu de hermandad y humanismo.
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