Una empresa para todas las batallas
Contar en la actualidad con la Empresa Militar Industrial (EMI) Batalla de Santa Clara, en Villa Clara, constituye un gran soporte para la economía de las Fuerzas Arma das Revolucionarias (FAR) y del país. Sin importar su escaso tiempo de instituida como gran empresa, desde el 1.o de abril de 2020, la labor que ejecuta beneficia a los más diversos sectores a lo largo y ancho del verde caimán con la elaboración de disímiles productos de plástico.
Los más de dos mil trabajadores se esfuerzan cada día para cumplir con los planes propuestos, mas, no solo se centran en llevar a cabo las producciones propias de la entidad, que es su objeto social sino que realizan una importante misión dentro de la batalla contra la covid-19.
Su director general José Ramón Suárez Castillo, explicó que desde el mes de marzo —etapa en que comenzó el enfrentamiento a la pandemia en el territorio nacional, al aparecer los primeros casos—, la empresa asumió la tarea de buscar alternativas de manera rápida para fabricar implementos necesarios para la difícil batalla, varios de ellos importados.
“Dimos el paso al frente en la confección de caretas o protectores faciales que en los primeros meses de la lucha epidemiológica constituía una urgencia. Se hizo una valoración a partir de algunos prototipos y se tomó la decisión de fabricar un molde en tiempo record; apenas 15 días, mientras que importarlo demoraría más de tres meses.
“Para ello se necesitó buscar información al respecto, estudiar prototipos, y gestionar materiales que no disponía la empresa como la lámina transparente, pero lo hicimos”, manifestó.
Además del visor, la EMI aportó delantales desechables, de suma importancia para el personal que trabaja en las llamadas zonas rojas en hospitales y centros de aislamiento por su alta peligrosidad. A raíz de incrementarse la lucha contra la pandemia se demandaron otros implementos como trajes protectores y bastoncillos para aplicador, usados en los PCR.
Los moldes del “milagro”
Para obrar el “milagro” de fabricar todos los productos antes mencionados ha sido fundamental la labor de diseñadores y técnicos, quienes cada día hacen volar su imaginación e inventiva para hacer realidad las ideas.
La ingeniera Osmara Pérez Chong, jefa de grupo de desarrollo de moldes, tiene bajo su responsabilidad el diseño y la fabricación de las pesadas estructuras de metal en los que toman forma los artículos plásticos. Dentro de esa gama se hallan los moldes de soplado —ya sean de polietileno de alta densidad (bidones, frascos oscuros…) o los de soplado de PET (politereftalato de etileno)—, así como de inyección para diferentes tipos de piezas.
Gracias a la inventiva de este departamento integrado por solo nueve personas entre diseñadores, programadores, un tecnólogo y un especialista de la calidad, se han fabricado moldes de cubetas, tapas para distintos recipientes, entre otros artículos, y también piezas para sistemas de riego destinados a la agricultura.
En cuanto a su labor en la lucha contra la covid-19, explica Osmara: “Se nos dio la tarea de fabricar segmentos para sustituir importaciones y así enfrentar el cerco a nuestro país producto del bloqueo impuesto por el Gobierno estadounidense.
En ese sentido, diseñamos y fabricamos el molde para las caretas de protección e incluso para ventiladores artificiales”.
Gracias a los 46 trabajadores del taller, el departamento de producción, economía y los de mecánica de ajuste de los moldes, la batalla contra el coronavirus no ha mermado.
Bastoncillos y trajes sanitarios, a la orden
¿Cómo hacer bastoncillos tan finos, necesarios para las conocidas pruebas realizadas a los sospechosos de portar la enfermedad? Pues, ahí entraron al ruedo los hombres y mujeres liderados por el ingeniero Arnaldo Guirola Morales, jefe del taller de modernización, encargado del mantenimiento y reparación de
las máquinas.
Explicó el especialista que luego de estudiar las características del importante implemento vieron que readaptándose la máquina para fabricar los repuestos de lapicero podía resultar. Así fue.
Para ello se ajustó la máquina de hacer repuestos de lapicero, aunque se buscaron alternativas para utilizar una materia prima adecuada. El empeño dio sus frutos y en cada jornada salen a la luz unos 15 mil ejemplares con los estándares de calidad, cuyo costo en el mercado internacional es significativo.
En esa misma área tres trabajadoras se centran en el ensamble de las piezas de las caretas protectoras. Sus manos se mueven con habilidad asombrosa, para terminar decenas de piezas al concluir el horario laboral. La joven Yamara González Medina manifiesta que la tarea resulta de gran valor, pues “estamos contribuyendo con la protección de los médicos que desempeñan una labor muy importante en el enfrentamiento a la pandemia. Por eso trabajamos todo el día en la confección de las caretas protectoras
y otros productos”.
En cuanto a la fabricación de los trajes de polietileno la imaginación y creatividad debió alzar vuelo nuevamente.
Iván González Vega, director de la Unidad Básica de Bolsas Plásticas, refirió que constituyó todo un reto al no contar la fábrica con ninguna máquina para tal fin. “El grupo técnico se reunió para analizar cómo, a partir de lo que tenían a mano, confeccionar los trajes. Ello conllevó a diseñar grandes mesas con moldes de alambre con función de resistencia. En una tiene la forma del traje para la parte superior del cuerpo y en la otra para el pantalón con medidas estándar.
“Las mesas tienen un teflón que evita el paso de la temperatura, y al colocarse el pedazo de polietileno encima del alambre caliente, lo corta con precisión como una plantilla sin dañarlo y queda sellado”.
Gracias a la inventiva, hasta el momento de este reportaje se habían confeccionado más de siete mil unidades, con un promedio de 200 a 300 diarios, a las que se adicionan las batas sanitarias desechables con unos 20 millares cada jornada.
Sin detener el esfuerzo
La Empresa Militar Industrial Batalla de Santa Clara también ha contribuido a los centros de aislamientos, beneficiados con cestos y bolsas para botar la basura, vasos, cubos, tanques para reserva de agua, entre otros artículos.
De manera general reconocer el papel del colectivo de obreros y técnicos quienes pusieron todo el empeño para cumplir con efectividad y calidad cada una de las misiones. Sin dudas, hay
que contar con la EMI para el avance económico y social de esta Isla caribeña en el diario acontecer pues, gracias al trabajo mancomunado de hombres y mujeres, cada batalla se convierte en una contundente victoria.
Comentarios
En este sitio no se admiten comentarios que violen, incumplan o inciten a romper legislaciones cubanas vigentes o atenten y dañen el prestigio de alguna personalidad o institución, así como tampoco aquellos que contengan frases obsenas, groseras o vulgares. Verde Olivo se reserva el derecho de no publicar los comentarios que incumplan con las normas antes expuestas.