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 Los cubanos se caracterizan por tener buen sentido del humor. Son esos que hasta de sus propios problemas se ríen y «sacan lasca». Es lo que logra Juan Miguel Cruz Suárez con este texto. Hay que haber nacido en este archipiélago para saber cuándo Se me fue la catalina. Lo apreciará con la lectura de este volumen y a la vez entenderá que no hay que denigrar para reírse de las vicisitudes. No hay que caer en jergas que atenten con nuestro proceso. El «humor inteligente, constructivo» al decir del autor, ayuda a reconocer los errores y hasta cómo resolverlos. 

 

Es la intención de Cruz Suárez con esta puesta al público.

 

Esta vez, veintitrés cuentos que nacen de los tiempos en que angolanos y namibios defendían su independencia junto a internacionalistas cubanos, llenan las páginas de Tambue. Entre la valentía y temores, nostalgias y amor notorios, aparecen las creencias y sincretismos de diversos credos que, para los desconocedores, se volvían curiosidades. Por eso el narrador busca el momento propicio para que los nacionales le cuenten. 

 

La diversidad de expresiones culturales que se revelan al calor de la guerra fue motivación para que el autor se entregara a la investigación y se viera envuelto entre textos sobre la historia y etnología de Angola y su pueblo.

Esta nueva aventura de ficción, Diario de un pionero explorador que siguió las huellas del Pelú de Mayajigua, del sello editorial Verde Olivo, cuenta el episodio a partir de un pionero explorador contemporáneo que en su diario de campaña, junto a su grupo y al guía, siguió las huellas de aquel mambí en medio del lomerío de la sierra de Jatibonico.

El presente ensayo es una investigacion profunda del autor de el paso del general Antonio Maceo por los Estados Unidos, Se demuestra en carta del general a su amigo Andres Alpizar sobre los sentiientos latinoamericanistas del Titan de Bronce,

 

   

 Jefe y segundo jefe del 71 Grupo Táctico que, bajo orientaciones precisas del alto mando de las FAR, dirigieron su tropa desde la salida de Menongue hasta su regreso al punto de partida (cuatrocientos noventaitrés días) una vez logradas la retirada de Cuito Cuanavale de las fuerzas sudafricanas, la preparación de las tropas angolanas que permanecerían en el lugar y la entrega de la técnica con que habían despojado de aquellas tierras sureñas al enemigo invasor. 

 

Ahora, unidos por sus vivencias y el recuerdo de lo acontecido cada día en los que no faltaron voluntad y entrega, táctica y estrategia, inteligencia y coraje, contaron sobre este quehacer militar que, además, hizo posible la independencia de Namibia y el fin del apartheid.

 

Destino: Cabinda revela la impronta dejada en el teniente coronel de la reserva Héctor Felipe Hernández Alfonso por el cumplimiento de su misión en Angola. Estas páginas permeadas de la solidaridad y valentía, forjadas al calor del combate, recorren desde su dura infancia entre el barrio de Versalles en la provincia de Matanzas y las populosas calles habaneras, hasta su formación como oficial de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y su posterior partida a tierra africana.

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