Baracutey en Angola

Sinopsis: 
No podría dejar de mencionar a mis padres de crianza, Joaquín y Berta, dos ancianos preciosos, casi analfabetos, pero de corazones gigantes para amar, que me acogieron entre sus brazos, me educaron en el seno familiar, que es la escuela primera e hicieron de mí un hombre de bien. A mi hijo, mi nieta Isabella, los dos seres que más amo en mi vida. A los compañeros del Departamento de Preparación Combativa del Ministerio del Interior; a todos los que me acompañaron en mi recorrido por las Tropas Especiales, sin ellos nunca lo hubiera logrado; a todos aquellos que regaron con su sangre la tierra angolana, quienes juntos sembramos sueños; a mis compañeros caídos en el cumplimiento del deber porque están en mi pensamiento y actuar diario, porque me dan fuerza en el corazón y en la pluma. Dedico este modesto testimonio a las Fuerzas Arma-das Revolucionarias, la gran escuela, y a nuestros queridos Fidel y Raúl, quienes encabezaron la Generación del Centenario.   7 Volver al Índice Agradezco a la Revolución Cubana y al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, la posibilidad que han dado con la obra revolucionaria a jóvenes de origen humilde, como yo, poder ostentar un título universitario, y que seamos dueños de nuestro propio destino. También; al soldado angolano; mucho se ha hablado de él, y a pesar de no tener entonces la preparación combativa necesaria, siempre fue un fiel compañero, y luchó estoicamente por cada palmo de su patria. Juntos consolidamos la hermandad eterna de los dos pueblos. Eso solo pudo lograrse en la Cuba de hoy, la patria de Martí y de Fidel, gratitud por poder ir tan lejos a ayudar a un hermano pueblo africano, al cual nos unen raíces profundas, acto que hace realidad el pensamiento martiano: Quisiera en el juego franco./Del pensamiento sin tasa,/ Ver fabricando la casa,/ Rico y pobre, negro y blanco.