La Universidad Popular José Martí (UPJM), desde su creación en 1923 tuvo una orientación antimperialista y latinoamericanista, justo como la anheló su principal impulsor: el líder estudiantil Julio Antonio Mella.

Para hacerla realidad, fue aprovechada la reforma universitaria que vivía el país, y así, en este centro obrero-estudiantil, además de consolidarse las materias educativas, también se aprendía sobre luchas políticas, de clases y por las esperanzas.

La “niña querida” de sus sueños, como la llamara Mella, instruía a diversos sectores, grupos y capas de la población, que por su pluralidad tenían diferentes niveles de estudio, pero por lo general estaban formados bajo los moldes diseñados por el Estado neocolonial. Razones suficientes para que durante sus cuatro años de existencia, enfrentara las adversidades impuestas por el Gobierno y las tendencias conservadoras y contrarreformistas de la Universidad de La Habana. En ella, la perseverancia de profesores y alumnos fue crucial para la formación de nuevos revolucionarios.

Lo que trataban de hacer, según expresó el investigador Yoel Cordoví en el artículo: La Universidad Popular José Martí en la órbita del pensamiento político de Julio Antonio Mella, “era sentar las bases para la transgresión ideológica del orden educativo burgués y, al efecto, la consolidación de resortes metodológicos capaces de unificar las variadas tendencias en el complejo espectro político del movimiento obrero.

”En ese esfuerzo habrían de articularse de manera original los lineamientos marxistas-leninistas con un nacionalismo martiano que contemplara en su formulación, no solo el independentismo, sino también el acendrado ideal antimperialista del ideólogo de la independencia”, continuó.

Debe resaltarse que este centro de extensión universitaria, a cargo de estudiantes y jóvenes progresistas, se encargaba de instruir a quienes tenían limitado acceso al sistema de escolarización pública, utilizando un programa educativo y cultural contrahegemónico, que apoyaría la realización de una revolución social en coyunturas favorables.

En concordancia con el pensamiento y trayectoria de Mella, la UPJM tuvo también una línea ascendente a tono con su quehacer revolucionario. “En la medida en que el activismo de Mella se imbricaba más con las luchas sindicales en todo el país y que su protagonismo y prestigio entre los dirigentes obreros, estudiantiles e intelectuales se incrementaban, las misiones de la Universidad Popular rebasaban la relativa quietud de los locales donde se impartían las clases nocturnas”, afirmó Cordoví.

Esta radicalización del centro estudiantil, así como el aumento de las organizaciones antimperialistas integradas por alumnos de la UPJM provocaron que muchas miradas gubernamentales vigilaran de cerca esta universidad proletaria, que como hija fiel del fundador del Partido Comunista de Cuba, sufrió la salida de este de sus recintos y el posterior exilio en México, hechos que marcaron su devenir hasta 1927, cuando fue clausurada definitivamente.