Un gran soldado de la Revolución
El 11 de septiembre del 2009 la Revolución Cubana perdió a uno de sus hijos más ilustres, el de la Lupe y 300 canciones más, el jefe del Tercer Frente Oriental; Doctor Mario Muñoz Monroy, el de la vanguardia en el cerco definitivo de los rebeldes a la ciudad de Santiago de Cuba a finales de 1958, el Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque.
Nació en La Habana el 17 de febrero de 1927, pero en Santiago de Cuba encontró amigos, familia y casa, antes y durante su descanso eterno. Es considerado por muchos el más santiaguero de los santiagueros a pesar de no haber nacido en esta heroica ciudad.
Juan Almeida, el segundo de 12 hermanos, desde muy temprana edad sintió en carne propia los males de la neocolonia. Luego del golpe de Estado del 10 de marzo de 1952 se incorporó de lleno a la causa revolucionaria contra el dictador Fulgencio Batista. Desde entonces fue el más fiel y consecuente seguidor de las ideas de Fidel y Raúl.
Asaltante al Moncada, prisionero político en Isla de Pinos, expedicionario del yate Granma, guerrillero del Ejército Rebelde, fundador del Tercer Frente Oriental, se caracterizó, además, por ser siempre el primero en la línea de combate.
Después del triunfo de la Revolución, el primero de enero de 1959, Almeida ocupó numerosos puestos de responsabilidad: miembro del Buró Político del Comité Central del Partido desde su fundación en 1965, diputado para la Asamblea Nacional y vicepresidente del Consejo de Estado, desde la primera legislatura. Asimismo, fue Comandante de la Revolución y presidente de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana.
Más de 300 canciones y una docena de obras literarias nos legó este Héroe de la República de Cuba, condecorado con la Orden Máximo Gómez de Primer Grado.
Su vida, caracterizada por la humildad, la sencillez y el patriotismo por sobre todas las cosas, transcurrió entre las batallas por la liberación nacional y la música. Todavía el pueblo se resiste a enfrentar su ausencia física a 15 años de su desaparición.
Hoy las palabras del General de Ejército Raúl Castro Ruz, durante la lucha en la Sierra Maestra, se mantienen vigentes: «[…] Este Almeida es un pichón de Maceo. Su dignidad, su honor, su honradez, su amor a la justicia y su bravura de guerrero, unida a su humildad y su raza, es lo más parecido al Titán que he visto en mi vida revolucionaria. Es uno de los pocos y verdaderos baluartes que tenemos […]».




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