Rosalía García Osuna. una cubana de alta moral

23 de Enero de 2025

Tomado de: Patrimonio Documental. OHC - Una familia de héroes Sobre Rosalia Garcia de Osuna, viuda de Lamas.

No pudieron humillarla

 

Sobre Rosalía existen pocos datos que aporten a su biografía. Verde Olivo le ofrece aquellos que caracterizan a esta excepcional mujer.

 

Era el año de 1897. La Guerra Necesaria se encontraba en un momento difícil, pues habían muerto en combate dos de los líderes más representativos de esa contienda: José Martí y Antonio Maceo y las fuerzas represivas de la Metrópoli trataron de aprovechar cierta incertidumbre creada por esas muertes y arreciaron la represión contra quienes expresaban sus ideas anticolonialistas. 

 

García Osuna tenía 64 años cuando en 1897 las fuerzas represivas del gobierno español allanaron su hogar en Guanabacoa, La Habana.

 

Narran los testigos del hecho qué postrada y casi inválida, mantuvo a raya a los agentes, imponiéndoles su superioridad moral, entonces la condujeron a la Jefatura de la Policía de La Habana y después fue encerrada en la denominada Real Casa de las Recogidas, un local con muy poca higiene, con lo que se pretendía humillar a las conspiradoras durante la última lucha anticolonial en Cuba.

 

Pasado algún tiempo fue deportada a Key West, Estados Unidos, donde continuó laborando por la libertad de su Patria.

 

Vivió y murió con honores

 

Rosalía nace en la capital del país en 1833; se casó muy joven y fue madre de ocho hijos que participaron todos en las luchas por la independencia de Cuba. Dos de ellos murieron en los campos insurrectos. No obstante, esas sensibles pérdidas, consagró toda su vida a la causa de la independencia de su pueblo.

 

Dedicada desde su juventud al magisterio, inculcaba a sus estudiantes las ansias independentistas.

 

Con una edad bastante avanzada, observó sin entusiasmo el desenvolvimiento de la naciente República. Falleció en 1916 rodeada del afecto de los que la rodeaban y recibiendo al morir los honores dedicados a los veteranos de las guerras de independencia. Sus restos bajaron a su última morada envuelta en la hermosa bandera de la estrella solitaria, a la que tanto amó.

 

Fuentes consultadas

Rodríguez de Cuesta, Vicentina Elsa. Patriotas Cubanas. Pinar del Río, Talleres Heraldo Pinareño, 1952.

ECURED

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