Robert Capa: la humanidad fotografiada (III)
Endre Ernö Friedmann cubrió la sangrienta y decisiva batalla del Ebro, en España, para la revista norteamericana Life, y para la británica Picture Post. Una vez que las fuerzas republicanas cayeron derrotadas ante los fascistas, relató con imágenes la despedida de las Brigadas de Voluntarios Internacionales, y publicó historias sobre numerosos españoles refugiados.
Sus fotorreportajes activos, comprometidos, militantes, continuaron en China —1938—, donde participó en un documental acerca de la lucha contra la invasión japonesa de Manchuria. También en México —1940— y en Gran Bretaña —1941—. Desde este último país, comenzó a fotografiar la Segunda Guerra Mundial.
En 1943, cubriría sucesos de esa conflagración en el norte de África y en Italia. A fin de cazar anécdotas, emociones, realidades, se lanzó en paracaídas —sin experiencia previa— sobre Túnez y Sicilia.
Ciento treinta y cuatro fotos, hizo Endre el 6 de junio de 1944, sumergido en el mar; entre cadáveres, barcazas de asalto, explosiones y ráfagas de disparos enemigos, durante el inicio del desembarco aliado en Normandía, Francia. Solo once negativos sobrevivieron a la humedad y al salitre, pero fueron más que suficientes: obras de arte, evidencias de que nadie dominaba la velocidad de obturación como el húngaro.
Friedmann presenció la toma de París, apretujado en el interior de un tanque, cual otro miembro de su dotación. Asimismo, estuvo en los combates finales de Alemania, previos a la capitulación nazi.
El 27 de mayo de 1945, Endre adoptó legalmente la nacionalidad estadounidense y el nombre de Robert Capa. El seudónimo se hizo carne.
Tres hechos importantes en su carrera, marcaron el año 1947. Recorrió la Unión Soviética junto al escritor norteamericano John Steinbeck —Premio Nobel de Literatura en 1962—. Ambos publicaron un libro acerca de su experiencia en el país de los soviets — Diario ruso — con fotos de Endre y textos de John. La obra no gustó a yanquis ni a soviéticos. También ese año, fundó Magnum Photos, primera agencia cooperativa de fotógrafos independientes, para garantizar libertad de creación a sus miembros. Y dio a conocer su autobiografía:
Ligeramente desenfocado.
Debido a sus ideas y actos, fue acusado de comunista por las autoridades norteamericanas. Desde 1952 o 1953 –quizás antes–, lo espiaba el Buró Federal de Investigaciones —FBI, por sus siglas en inglés—, cuyos agentes acumularon un dosier de más de 100 páginas sobre él.
En 1954, la revista Life le pidió viajar a Vietnam con el objetivo de obtener fotos para un reportaje sobre la lucha de ese pueblo contra fuerzas coloniales francesas. El 25 de mayo, en territorio vietnamita, la explosión de una mina lo hirió gravemente en el pecho y le arrancó una pierna. Murió en la ambulancia, camino al hospital, a sus 40 años. Ese día, Robert Capa y Endre Ernö Friedmann partieron juntos al encuentro de Gerda Taro.
Además de su ejemplo de vida y su maestría artística, dejó como legado a la humanidad una frase rotunda: «El deseo más ferviente de un fotógrafo de guerra, es no tener trabajo».
FUENTE CONSULTADA
1-Serrano, Pascual: Contra la neutralidad. Tras los pasos de John Reed, Ryszard Kapuscinski, Roldolfo Walsh, Edgar Snow y Robert Capa. Editorial Pablo de la Torriente Brau. La Habana, 2017.
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