Poco antes del Moncada (1)
En su intento de consolidar su gobierno, producto de un cuartelazo anticonstitucional, Fulgencio Batista Zaldívar propició la celebración de actividades por el centenario del natalicio del Apóstol, símbolo sagrado de la Patria, y pretendió utilizar la efeméride como parte de una campaña de actos oficiales para demostrar la estabilidad de su régimen.
Sin embargo, pocos días antes, en las manifestaciones en protesta por la profanación del busto de Julio Antonio Mella —prueba de la inestabilidad del régimen—, había sido herido de gravedad Rubén Batista Rubio,1 estudiante de Arquitectura, quien permaneció entre la vida y la muerte, en la Clínica del Estudiante del hospital Calixto García durante 29 días, hasta que falleció el 13 de febrero, a la edad de 22 años. Su muerte sirvió de inspiración a la juventud del año del centenario martiano para esperar el natalicio del Apóstol con una marcha de condena al régimen tiránico de Batista.
Precisamente, en las afueras de la clínica donde agonizaba el primer mártir de la lucha contra el sanguinario dictador, Fidel había conocido al joven santiaguero Renato Guitart 2 y empezado a hablar de una manifestación hasta la Fragua Martiana —donde Martí había cumplido su condena de trabajo forzado—, para marchar desde la Universidad con antorchas en homenaje al centenario del natalicio del Apóstol.
Conchita Portela, vicepresidenta de la Facultad de Pedagogía e integrante del Frente Cívico de Mujeres Martianas, propuso la idea en la dirección de la FEU, que decidió que ese 27 se realizaría una marcha con antorchas hasta la Fragua.
Las antorchas, según cuenta Juan Nuiry,3 tenían unos clavos grandes, para que los manifestantes pudieran defenderse en caso de ser agredidos por los agentes policiales. Participaron en la organización Manolito Carbonell, estudiante de Derecho, y Felo Comesañas, de Agronomía.
Los estudiantes bajaron la escalinata de la Universidad por la calle San Lázaro hacia Espada y continuaron transitando hasta las calles 27 y Hospital. Un grupo de jóvenes universitarias y de la enseñanza media portaban una bandera cubana; detrás marchaba el ejecutivo en pleno de la FEU, y seguidamente miles de habaneros. Se destacaban las mujeres martianas, que iban cogidas de brazos, y otro grupo integrado por centenares de jóvenes, el cual impresionaba por su disciplina y combatividad; estaba encabezado por el joven abogado Fidel Castro, su hermano Raúl, Pedro Miret Prieto, Antonio Ñico López Fernández, Juan Almeida Bosque, Armando Mestre Martínez y numerosos jóvenes que integraban las células del movimiento nucleado por Fidel, la llamada Generación del Centenario.
Los manifestantes llevaban desplegada una tela que decía: “Abajo la tiranía. FEU”, que evidenciaba la intención de la marcha.
Al llegar a la Fragua, José Machado Rodríguez, Machadito,4 pronunció un vibrante discurso, tras el cual consignas de rechazo a la tiranía fueron coreadas por la multitud.
La Marcha de las Antorchas nació como manifestación de homenaje y combate, y hoy, —luego de 70 años— convertida en hermosa tradición revolucionaria, continúa cada 27 de enero.
Referencias:
1 Véase en esta página web, de la autora de este trabajo: “Finales de 1952 y comienzos de 1953: combate constante”.
2 René Miguel Guitart Rosell (Santiago de Cuba, 1930-1953). Único santiaguero participante en el asalto al Moncada. Fue quien facilitó a Fidel los planos del cuartel y abundante información de inteligencia.
3 Wilmer Fernández: Tiempo de definiciones, Ediciones Abril, 2013, pp. 49-50. Juan Nuiry Sánchez fue amigo y compañero de luchas de José Antonio Echeverría Bianchi, a quien acompañó a México para su encuentro con Fidel; participó en el ataque a Radio Reloj y, posteriormente, se incorporó a la lucha contra la tiranía en la Sierra Maestra, de donde bajó con el grado de capitán del Ejército Rebelde. Tras el triunfo revolucionario desempeñó múltiples responsabilidades.
4 Miembro del Directorio Revolucionario y uno de los asaltantes al Palacio Presidencial el 13 de marzo de 1957, acción en la que sobrevivió para ser posteriormente asesinado por fuerzas represivas al mando de Esteban Ventura en la masacre de Humboldt 7.
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