Para no separarnos nunca más

23 de Diciembre de 2023

Con veneración se cuenta la historia de un amor inolvidable.

 

Entre las parejas cuyo amor traspasa las fronteras del tiempo están Ignacio Agramonte Loynaz (Camagüey, 1841-1873) y Amalia Simoni Argilagos (Camagüey, 1842-1918). Su historia de amor y de combate aparece en Para no separarnos nunca más, emotiva obra preparada por Elda Cento, Roberto Pérez Rivero y José M. Camero, que ha visto la luz, por segunda ocasión, esta vez bajo el sello editorial Verde Olivo (2018).

 

 

El idilio se recoge en dos bloques de epístolas —“Cartas a la novia” (76, etapa del noviazgo: Ignacio estaba en La Habana, estudiando primero y trabajando después) y “Cartas a la esposa” (47, tras el estallido de la guerra)—. Se complementa con toda una serie de comentarios, que presentan la situación imperante en La Habana y en Camagüey, y luego, en la manigua y en el exilio de Amalia. La ubicación geográfica se da a través de mapas confeccionados para la obra.

 

 

No es un epistolario cruzado. Al caer el Mayor en Jimaguayú y quedar su cadáver en manos españolas, las cartas de la amada desaparecieron con él. Una sola misiva de Amalia se ha encontrado hasta hoy, fechada el 30 de abril de 1873, la cual nunca llegó a Ignacio. Las cartas están en orden cronológico; aunque las que no tienen fecha fueron ubicadas por apreciación a partir de la información que contienen.

 

 

La pareja había contraído matrimonio el 1.o de agosto 1868 e Ignacio se alzó el 11 de noviembre: solo tres meses y unos días gozaron de una cierta paz conyugal. Cuando Agramonte se alzó, Amalia lo siguió a la manigua hasta que el 26 de mayo de 1870, primer cumpleaños del Mambisito, mientras Ignacio combatía, Amalia era apresada y luego obligada a marchar al exilo.

 

 

En las cartas de la guerra, pese a su brevedad, abundan las noticias sobre la situación militar; se aprecia la ternura del esposo enamorado y el padre que añora a los hijos que apenas conoció. “En estas misivas el idilio amoroso se funde con el deber” (p. 27). “Amor sin fin” cuenta la vida de Amalia, en México y Estados Unidos —durante la guerra y cuando, ya concluida esta, esperaba que finalizaran los estudios su hijo y su sobrino— y en Cuba.

 

 

Para no separarnos nunca más no es una historia endulzada ni exagerada, tampoco una leyenda. Con veneración se cuenta la historia de un amor inolvidable.

 

 

¡Buena lectura!

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