El 22 de octubre de 1962, en una tarde gris, vestíamos las mejores galas para disfrutar el anhelado pase cuando inesperadamente se oyó el duro rugir de la sirena del batallón. El Comandante en Jefe Fidel Castro había decretado Alarma de Combate para toda la nación. Iniciaba la Crisis de Octubre que puso al mundo al borde del holocausto nuclear.

Al desplazarnos hacia el litoral este de la ciudad de Mariel, donde nuestra unidad ocuparía su área de defensa, experimentamos la primera gran tensión cuando picaron agresivamente sobre nuestras cabezas los primeros aviones supersónicos yanquis. La situación se tornaría en extremo contradictoria. Se nos había ordenado no disparar si el enemigo no lo hacía, pero ¿cómo soportar aquella ofensa a pesar de los enormes riesgos que implicaba?

En el lugar asignado estuvimos poco tiempo, el resto de la crisis la pasaríamos en un tupido bosque al noroeste de la ciudad de Guanajay, enfrascados en la construcción aceleradade las obras ingenieras, el enmascaramientoy la observación aérea para una batalla que parecía inevitable.

Pasábamos todo el día pegados a nuestras piezas de artillería antiaérea, las queridas “Cuatro Bocas”, especialmente en los amaneceres y atardeceres donde se hacían comunes los vuelos rasantes de los aviadores yanquis, a los cuales le podíamos divisar hasta sus rostros, sin poder disparar.

El dilema se decidiría el 27 del referido mes, al recibirse la orden de hacer fuego contra cualquier avión enemigo que volara a baja altura. Como por arte de magia desaparecieron de nuestra vista, no así a gran altura, donde nuestros medios no alcanzaban.

Para amenizar esos días de mucha tensión, apareció un boletínhumorístico que reflejaba de forma deleitable y objetiva la vida de los combatientes. Se editaba a diario y era esperado como pan caliente.

Junto a estas cuartillas impresas, leíamos novelas soviéticas de contenido patriótico-militar como: Los Hombres de Panfilov, La Carretera de Volokolamsk, Así se Templó el Acero…

Además fueron frecuentes las proyecciones de películas y funciones delBallet Nacional de Cuba, en las que participaba la población campesina como invitada.

El día 28 de octubre conocimos la incomprensible noticia de que la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas había decidido,unilateralmente, retirar los cohetes. La ira y el rechazo fueron unánimes. La frustración fue atenuada en buena medida por los cohetes morales enarbolados por Fidel en nombre de todo el pueblo, que hoy conservan plena vigencia.

El 15 de noviembre se reactivó la orden de abrir fuego a los aviones a baja altura, que habían incrementado su agresividad.

Cinco días después cesó el bloqueo naval a Cuba y las fuerzas armadas de los principales contendientes y sus aliados pasaron a situación normal. En nuestro país este paso se dio el 22de noviembre.

Para resumir, nada mejor que recordar las palabras del Che en su carta de despedida: “He vivido días magníficos y sentí a tu lado el orgullo de pertenecer a nuestro pueblo en los días luminosos y tristes de la Crisis del Caribe… pocas veces brilló más alto un estadista que en esos días”.