Martí continúa siendo inspiración de multitudes. La proyección universal de su pensamiento y su acción honran a cada cubano digno que se precia de haber nacido en la misma tierra del Apóstol.

Por ello, vive entre nosotros, y sus proféticas ideas orientadas hacia una proyección humana del porvenir, cimentan las transformaciones de la Isla en la búsqueda de soluciones prácticas a los problemas de quienes la habitamos.

Así nos descubrimos herederos de un pensamiento revolucionario sustentado en un sistema de ideas humanistas que constituye uno de los pilares fundamentales de la Revolución Cubana; pues sus conceptos reflejan profundas convicciones acerca del mundo, de la sociedad, del hombre y de su papel…

Volcados de diversas maneras y escenarios, los hijos de Cuba materializan las expresiones martianas. Si bien hablamos de “Patria es humanidad”, también tenemos el internacionalismo solidario que refleja ese concepto de Patria incorporado a una justicia social sin fronteras, tan palpable como la alfabetización tras el triunfo revolucionario, porque “Ser cultos es el único modo de ser libres”.

A Martí lo recordamos hoy por la obra de su vida, por su ejemplo y sus enseñanzas, por su prédica, su modo de decir y de hacer como ejemplo tangible que forma parte de la doctrina revolucionaria de los cubanos. Su legado, conocido y recordado en el día a día de miles de cubanos, aquilata la vigencia de sus enseñanzas en las conquistas de la Revolución, así como en el pensamiento y la acción de sus líderes.

Los pensamientos y reflexiones del Apóstol, elaborados con exquisita sapiencia, no se pierden en el tiempo, sino que guían el andar cotidiano de muchos y son ejemplo de virtud y calidez humana. En la actualidad adquieren renovada vigencia ya que representan la cumbre de un legado cultural, político, social y filosófico en consonancia con los más sagrados intereses de nuestro pueblo revolucionario, encargado de promover los valores humanistas presentes en el pensamiento de nuestro Héroe Nacional.