Jóvenes artilleros

26 de Octubre de 2022

El denominador común de quienes participaron en la epopeya de la Crisis de Octubre siempre fue la lealtad a Fidel y a la Revolución. Foto: Sergio Canales

Omar Gómez Barquín fue de los valientes que participaron en la Campaña de Alfabetización y, una vez concluida la concentración en la Plaza de la Revolución y ser declarada Cuba Territorio Libre de Analfabetismo, se incorporó a la nueva misión dada por Fidel: estudiar.  

 

Así llegó a inicios de 1962 a la nueva Escuela Tecnológica Frank País de Ceiba del Agua, antiguo Instituto Cívico Militar, donde se prepararía, junto a miles de jóvenes procedentes de todos los rincones del país, como obrero calificado y defensor de la nación.

 

Muy pronto cambió las cartillas y los manuales alfabetizadores por la asimilación de nuevos conocimientos sobre diferentes oficios y el dominio de las armas que los prepararían como artilleros.

 

Entonces, mientras sus libretas se llenaban de fórmulas matemáticas, normas de redacción, especificaciones del oficio escogido y apuntes sobre las piezas artilleras que se expandían por toda la escuela, justo el 19 de octubre el presidente norteamericano John F. Kennedy ordenó desplegar alrededor de Cuba 183 buques de guerra, incluidos 8 portaaviones y 40 mil infantes de la marina a bordo; para mantener en cuarentena a la Isla. Esta fue la reacción del mandatario al conocer sobre los 42 cohetes de alcance medio R-12 de un potencial de 36 megatones en cada ojiva nuclear que habían sido instalados en Cuba hacía cierto tiempo.

 

Tres días después, a las 17:35 horas —dos horas antes del anuncio a la nación del mandatario Kennedy—, Omar escuchó atento junto a sus compañeros al presidente Fidel, quien puso en estado de combate a más de 300 mil cubanos y 48 mil soldados soviéticos que se encontraban disgregados en el territorio nacional.

 

A partir de entonces él recuerda que los acontecimientos se desencadenaron de forma rápida y muy peligrosa. Así nos lo cuenta en su investigación inédita: Niños artilleros. Crisis de los misiles, donde expone que desde ese mismo día los 1800 jóvenes de su escuela salieron de manera progresiva a cumplir las misiones combativas, junto a las piezas de Artillería disponibles en ese momento, completamente listas para defender la Patria al precio que fuera necesario.

 

“Desde la Base aérea de San Julián en Pinar del Río, hasta el aeropuerto de Villa Clara, teníamos la misión de resguardar los objetivos asignados”, escribió Gómez Barquín. Para ello utilizaron  los medios de instrucción del centro docente y otras nuevas existentes en la Fortaleza de la Cabaña, a las cuales tuvieron que limpiarle con rapidez el preservo de protección.

 

Ya habían transcurrido más de ocho meses desde que estos jóvenes, casi niños, según afirma el autor, habían comenzado el duro y riguroso entrenamiento en el manejo de la técnica antiaérea. Ahora, con sus conocimientos y elevada moral combativa enfrentarían al poderoso enemigo que amenazaba al país.

 

Él estuvo en una de las baterías ubicadas en el territorio pinareño, destinada a la protección de una de las bases de cohetes R12, ya operativa y emplazada en esas lomas de Pinar del Río.

 

De su experiencia nos cuenta: “El 25 de octubre, alrededor de las 21.00 horas. una de las baterías de Ceiba del Agua, con sus 6 piezas, es trasladada a la Fortaleza de la Cabaña, donde pasan toda la noche hasta el amanecer. Sobre las cinco de la tarde partimos hacia nuestro destino. Todos los jóvenes artilleros manteníamos el entusiasmo y la combatividad. Sentíamos una profunda emoción y orgullo cuando la población que nos veía pasar nos saludaba con admiración. Cuántos sentimientos encontrados en esos jóvenes de apenas 15 años que con tan corta edad ya estaban involucrados en uno de los conflictos más trascendentales del mundo. Aquello nos daba valor e incrementaba nuestra disposición a cumplir la misión asignada al precio que fuera necesario.

 

”Alrededor de la una de la madrugada del sábado 27 llegamos a las lomas pinareñas. Ese mismo día, el presidente de los EE. UU, ordenó aumentar de 2 a 12 veces diarios, los vuelos rasantes sobre el suelo cubano. Entonces recibimos la orden de emplazar las piezas a nivel del terreno porque nuestra isla se mantenía en cuarentena  y  los aviones cazas F100, volaban sobre las zonas en las que el Pentágono tenía localizados los cohetes soviéticos.

 

”Sobre las 09:00 horas dos aeronaves norteamericanas sobrevolaron tan rasante, que podían leerse claramente las letras inscritas en el fuselaje y verse a los pilotos. Se mantuvieron en las miras de los cañones pero no se les disparó, pues no había orden de hacerlo.

 

”Sin embargo, aquella humillación no la podíamos continuar permitiendo. Así que en la tarde se recibió la orden de abrir fuego contra cualquier avión enemigo. Nadie abandonó la posición en las piezas; los compañeros con los TZK avistando el horizonte y los del telémetro listos a calcular las distancias. La tensión era tremenda y enorme los deseos de apretar el disparador de los cañones.

 

”Alrededor de las 15:20 horas se escuchó el grito de ¡Avión a la vista!, y en instantes los tiradores ya tenían las miras ajustadas para disparar contra aviones en vuelo rasante. Todas las piezas funcionaron como una sola, descargando los proyectiles del cañón sobre aquel intruso que violaba nuestro espacio aéreo. Después vino el silencio y a continuación las especulaciones, pues se escuchó una explosión que algunos achacaban al derribo de la aeronave y otros al incremento brusco de velocidad del mismo. Sin dudas fue lo segundo, porque no hubo noticias del avión derribado.

 

”No obstante, los soldados soviéticos de un grupo de cohetes tierra aire emplazados en el municipio holguinero de Banes, no esperaron las órdenes de fuego de su mando, según lo establecido, y asumieron las órdenes cubanas como suyas.

 

”Ese mismo día 27 de octubre a las 10:17 de la mañana, abatieron un avión espía U2, resultando muerto el piloto: mayor Rudolf Anderson el cual fue devuelto a los EE. UU. el día 4 de noviembre accediendo a la solicitud hecha por U Thant, entonces secretario General de las Naciones Unidas.

 

”Dos días después volvieron a sobrevolar en dos ocasiones, aviones en pareja en vuelo rasante. Mas esta vez no se les disparó porque la orden de abrir fuego se había levantado, a menos que fuéramos agredidos. En lo adelante las jornadas transcurrieron tranquilas, a pesar de los vuelos hostiles.

 

”El martes 6, tras la orden de desemplazar los cañones y prepararse para la retirada, se cargaron los camiones, se engancharon las piezas y sobre las 18.00 horas se abandonó la posición.

 

”Quedaba atrás el magnífico escenario, donde los jóvenes artilleros habían enfrentado al imperio más poderoso del planeta, escribiendo  una extraordinaria página de heroísmo después de vivir trascendentales momentos de la historia de Cuba, que jamás olvidarán.

 

”El peligro mayor había pasado pero ahí seguía el imperio, más dispuesto que nunca a realizar todo lo inimaginable por destruir la Revolución. A fin de cuentas, fue el 20 de noviembre cuando el presidente Kennedy dio órdenes al Pentágono de suspender el bloqueo naval contra Cuba, pero mantuvo las medidas de agresión económica y política, decretadas contra el pueblo de la Isla.

 

”Se cerró así un extraordinario capítulo de la historia, en el que Cuba y el mundo estuvieron sólo a unos pasos de la tercera guerra mundial, más peligrosa aún que las anteriores porque estaba en juego el uso de armas nucleares.

 

”Con nuestra participación defensiva, demostramos el beneficio que reportaba la adecuada combinación de una formación profesional y técnica junto a la instrucción militar, como vía para inculcar valores y una profunda ética ciudadana, una idea muy valiosa de Fidel”.

 

  • Gran preparación demostraron los integrantes de la Escuela Tecnológica Frank País durante la Crisis de Octubre. Fuente: Archivo de la Casa Editorial Verde Olivo

  • Cientos de jóvenes, casi niños, asumieron con entusiasmo y entereza la defensa de la obra de la Revolución. Fuente: Archivo de la Casa Editorial Verde Olivo

  • Jóvenes, casi niños, integraban las diferentes baterías antiaéreas. Foto: Perfecto Romero

  • Fidel responde a la decisión tomada a sus espaldas con las siguientes palabras: “¡Tenemos proyectiles morales de largo alcance que no se desmantelarán jamás!”. Foto: Perfecto Romero

  • El año 1962 fue de total consagración para los jóvenes incorporados al proceso revolucionario que marchaba a pasos de gigante. Foto: Perfecto Romero

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