Guillén, con el presentimiento de que nunca se ha marchado
El humo de los tabacos subía en volutas hasta el techo, un par de claves marcaba el ritmo, sonaba una guitarra serena, y en aquel café de La Habana Vieja, perdido en alguna esquina del pasado siglo, cuentan que un hombre de piel mestiza, labios gruesos y voz grave, recitaba versos que olían a tierno cañaveral, tambor caliente y encanto de yerbabuena. Nicolás Guillén, un hijo de Camagüey, nacido el 10 de julio de 1902 fruto del amor entre un periodista mulato y una mujer negra, encarnaba la magia de la poesía en su esencia más cubana, más nativa, transformaba el compás del son en palabra pura, y sus ideas, con rima y bajo el embrujo de su cadencia al decirlas, eran un retrato de su isla amada.
Su pluma, más que escribir, tocaba, como si cada letra soltara al aire un arpegio de mariposas, de huellas de cimarrón por los montes, de ritos yorubas y sentimientos de su tierra. Así, se alzó valiente contra el racismo, la injusticia y la defensa de la unión de esas herencias culturales traídas de la península ibérica y de las estepas africanas que han conformado la historia de este pueblo: «Lanza con punta de hueso, /tambor de cuero y madera: /mi abuelo negro. /Gorguera en el cuello ancho, /gris armadura guerrera: /mi abuelo blanco. /Pie desnudo, torso pétreo /los de mi negro; /pupilas de vidrio antártico /las de mi blanco!».1
Guillén libertó sus estrofas sintiendo a Cuba en la piel, con angustias indias, esclavas, y también con el ímpetu criollo de salir a defender la dignidad, como cuando en los años 50, mientras el dictador Batista cerraba puños y cárceles, él abría versos, ansias, y en 1955 se preguntaba: «Paloma, dónde estarás, /paloma de la verdad, /paloma de la justicia, /paloma de la libertad...».
Asimismo, enamoró con sus estrofas desde la originalidad, la ternura y los recursos literarios: «Eres alada, y vaporosa, y fina: /hay algo en ti de ensueño o de quimera, /como si el alma que te anima fuera /la musa de Gutierre de Cetina. /Tu piel es porcelana de la China; /tus manos, rosas de la primavera /y hay en la gloria de tu voz ligera /un ruiseñor que, cuando cantas, trina».
Patriota, guerrero de lanzas de tinta sobre papel, experimentador audaz de las formas poéticas, hábil en el soneto, el romance y las décimas, ya fuese para cantarle al amor, o para vaciar sus estremecimientos de patriota: En los pueblos que han vencido /a su cruel explotador, /de soldado es la mejor /manera de andar vestido. /Ni alquilado ni vendido /su filo el sable levanta, /y ante la guerra, que espanta, /el nuevo soldado eleva /la voz de una patria nueva /y una nueva canción canta/.
No en balde el prestigioso poeta Jesús Orta Ruíz, el Indio Naborí, dijo una vez: «Las décimas de Guillén son una certificación del carácter nacional de su poesía toda, quien además expresa un dominio pleno de la cultura clásica española. (…) No es nada extraño su hábil manejo de la espinela, tan frecuente en el repertorio estrófico de Lope, Góngora, Quevedo, Calderón y otros notables ingenios del Siglo de Oro. (…) Sin embargo, la décima guilleniana pone a lo clásico un sello distintivo con la incorporación de elementos populares cubanos y latinoamericanos y con el contenido revolucionario de los nuevos tiempos, sin renunciar a la temática de amor y de dolor que caracterizó a la espinela en sus tiempos iniciales».2
Guillén, agudo periodista, cronista de lo popular, tejedor de identidades, murió en 1989, a la edad de 87 años. Al pensar en las frialdades de la muerte, había escrito: Tengo el presentimiento de que me iré temprano /de que quizás muy pronto se ha de romper el hilo /sonoro que suspende mi vida de lo arcano. /Ya me siento más solo, más triste, más tranquilo/. Sin embargo, el hoy considerado Poeta Nacional, no se halla ni taciturno, ni olvidado, perdura en su extensa obra de versos, tesoro de la oralidad, la poesía política y nuestra más raigal idiosincrasia, como mapa y brújula de una nación que continúa definiéndose entre tambores y batallas.
Referencia
1 Nicolás Guillén: Poesía completa. t.I., Editorial Letras Cubanas, La Habana, 2024. Todas las referencias de poemas de Nicolás Guillén en el presente trabajo pertenecen a esta obra.
2 Fidel Antonio Orta: «El parque de dos amigos: Guillén y Naborí», en La Jiribilla, La Habana, 30 de septiembre de 2022. Criterio de Jesús Orta Ruíz, el Indio Naborí, sobre Nicolás Guillén.


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