En cada enero Fidel

03 de Enero de 2023

Ocasión en que Santiago de Cuba recibió el título de Ciudad Héroe de la República de Cuba. Foto: Archivo de la Casa Editorial Verde Olivo

Un magnetismo inevitable lo impulsó hasta allí. El mismo balcón, la misma plaza santiaguera, donde treinta años atrás se festejaba la conquista definitiva, era escenario imprescindible para la ocasión. Henchidos de orgullo los hijos de la Ciudad Héroe supieron entonces, al escuchar la prédica del máximo líder de la Revolución, cuán importante era para él regresar a este sitio. “[…] yo les propuse a los compañeros que estaban organizando el programa del aniversario, la idea de visitar a Santiago este día y a esta hora como un deseo realmente muy especial. Me parecía que no estaríamos conmemorando bien el XXX aniversario si, por lo menos, no nos encontrábamos aquí con los santiagueros, para trasmitirles un fraternal saludo […]”.

 

Mientras los aplausos se mezclaban con la alocución, en los presentes se duplicaba la euforia. Saber que para Fidel esa tierra y sus descendientes constituían fuente de luchas y logros, los hacía merecedores, como en 1959, de contar con su presencia: “[…] Vine a compartir con ustedes este día glorioso y a recordar con ustedes aquella fecha […]”, les expresó.

 

El año que recién iniciaba con tan enardecedor discurso sería el de mi nacimiento en aquella propia tierra; también el de otros tantos cubanos que al igual que yo, vinimos al mundo privilegiados por una Revolución ya fortalecida. No vivimos aquel histórico momento, mas, al valorar la trascendencia de cada palabra expresada por el Comandante en Jefe, percibimos que su alcance llega a nuestros días.

 

Los santiagueros, sintieron el agrado inolvidable de contar con Fidel y que de igual modo, él los reciprocara. “[…] por eso, compañeras y compañeros de Santiago, veteranos de nuestras luchas, hombres y mujeres adolescentes, jóvenes o maduros, estudiantes, trabajadores, combatientes orientales, nos complace mucho, muchísimo, que aquí, en la ciudad de Santiago de Cuba, iniciemos el cuarto decenio de la Revolución victoriosa […]”.

 

Remembranzas en Santiago

 

Todo un simbolismo circunda los acontecimientos asociados a la vida de Fidel. Cada año, nada menos que en su primera jornada, parecía advertir que comenzaríamos con la energía impregnada al inicio de 1959 o indicar que el camino, aun siendo escabroso, estaría sucedido del éxito definitivo. Hasta hoy, incluso sin su presencia física, ese convencimiento nos sustenta.

 

Esa misma certeza la transmitió a toda Cuba en el primer día de la Revolución y la ratificó en esta fecha de 1989: “[…] el Primero de Enero no solo era la culminación de un largo esfuerzo de lucha de nuestro pueblo a lo largo de muchos años […], fue también un día de grandes decisiones, decisiones fundamentales, y un día de grandes definiciones, un día de grandes enseñanzas, un día de gran aprendizaje, porque el día Primero de Enero no solo se alcanza la victoria, sino que fue necesario también defender la victoria”.

 

Rememorar entonces junto a los santiagueros los acontecimientos que precedieron al triunfo ocupó gran parte de su discurso. Habló de la convicción de ganar, revelada incluso al general Eulogio Cantillo, jefe de las tropas enemigas en la región oriental del país, durante una reunión realizada antes de la Ofensiva, allí recordó el desarrollo de aquel encuentro.  “[…] con mucha modestia le dijimos que esperábamos a su Ejército en la Sierra Maestra y que, desde luego, si lograban vencer la tenaz resistencia que iban a encontrar y lograban exterminar hasta el último rebelde, que no se doliera por ello, ya que algún día hasta los hijos de los mismos soldados que nos combatían mirarían con admiración a la Sierra Maestra […]”.

 

El avance de nuestras tropas, la conquista ciudad tras ciudad y el acercamiento por el norte desde Palma Soriano que abrió las puertas de la heroica urbe, fue parte del intercambio que sostuvo Fidel con los santiagueros durante la nueva conmemoración.

 

La anécdota sobre su hermano Raúl, irrumpió el silencio con una gran ovación: “[…] Se da el caso de que el compañero Raúl va allí para organizar la reunión acordada con los oficiales de la guarnición de Santiago de Cuba, penetra en el cuartel, les habla a los oficiales, saca un retrato de Batista, lo rompe a los ojos de todos ellos y le habla también a la tropa […]”.

 

Con su memoria prodigiosa el Comandante en Jefe narró cronológicamente los últimos sucesos que ayudaron a la liquidación de la maniobra enemiga, lo cual permitió el éxito de la Revolución. “[…] no solo fue el día de la victoria, sino el día del contraataque, del contragolpe, de la huelga general, del avance, para defender la victoria; por eso fue un día de decisiones fundamentales y de importantes definiciones. […] al recordar todo esto lo hago con la intención de señalar el importantísimo papel que desempeñó ese día la ciudad de Santiago de Cuba”.

 

Con sus palabras de elogio, Fidel Castro llenaba de orgullo a los presentes “[…] el hecho de saber —como lo sabía el enemigo— que tenían enfrente una población combativa, rebelde, heroica, fue un factor muy importante en el reblandecimiento de la moral de las tropas batistianas posesionadas en Santiago de Cuba […].

 

”[…] pero es que contábamos con dos ejércitos: el Ejército Rebelde y el ejército del pueblo, los hombres, las mujeres, los trabajadores, los estudiantes, los jóvenes de Santiago de Cuba, y aquella presión no la pudo soportar el enemigo […]”.

 

Santiago en Fidel

 

La presencia de Fidel en el balcón del Ayuntamiento del Parque Céspedes en Santiago de Cuba, lo mostraba como un líder seguro del pueblo reunido. Su reconocimiento a Santiago como baluarte de las luchas por la independencia, fue patentizado durante su intervención.

 

“[…] aunque nuestro pueblo también tuvo mucha participación a lo largo de los años, activa y heroica en todas partes y, por supuesto, también en la capital de la república, por una serie de circunstancias históricas, Santiago se convirtió en un protagonista de gran importancia en esa lucha […].

 

”[…] por Santiago habíamos comenzado nuestra lucha el 26 de julio de 1953, y desde entonces comenzó a expresarse la solidaridad santiaguera con la Revolución […]”.

También ensalzó varios de los ejemplos que distinguen la heroicidad de ese pueblo. “[…] de esta ciudad salió aquel grupo de leones, los hijos de Mariana Grajales y otros muchos ilustres combatientes y patriotas […]”, dijo.

 

”[…] cuando nosotros organizamos con jóvenes occidentales, jóvenes magníficos, abnegados, disciplinados, valientes, heroicos, el ataque al Moncada, solo reclutamos a un santiaguero […] pero nosotros habíamos escogido precisamente a Santiago de Cuba y la guarnición de Santiago de Cuba para atacar, sencillamente por una razón: ¿Si no reclutábamos santiagueros a qué se debía? Sencillamente porque con la ciudad de Santiago de Cuba, con todos los santiagueros, contábamos de antemano”.

 

El Comandante en Jefe percibió entonces que sentía otra vez las mismas impresiones que en 1959, como si todo estuviese ocurriendo en ese mismo instante.

 

Los profesionales y organizaciones formadas hasta 1989 emergieron como fruto de esos primeros treinta años de Revolución. La fuerza intelectual y técnica, la juventud sana, vigorosa, magnífica, cubana, capaz de escribir las proezas de estas décadas, mereció el reconocimiento del líder de la Revolución Cubana en aquel singular momento. “[…] aquí estamos tras 30 años de lucha dura, valiente, inteligente de nuestro pueblo frente a todas las amenazas y contra todos los riesgos, esa fue nuestra mayor hazaña. Y con lo que contamos hoy, ni soñar entonces; son cientos de miles de maestros, de profesores, de técnicos; decenas de miles de ingenieros, proyectistas, agrónomos, especialistas de todo tipo; decenas de miles de médicos tenemos hoy para velar por la salud de nuestro pueblo […]”.

 

Honor a la verdad histórica

 

A la intervención, en el Ayuntamiento santiaguero, del máximo líder, no escaparon detalles valiosos para el sostenimiento de la Revolución. Conocer y divulgar la historia estuvo latente en su prédica y a muchos convocó entonces y hasta hoy a contribuir a ello. “[…] Aunque los periodistas y los historiadores han hecho muchas investigaciones, han hecho muy buenos trabajos recogiendo acontecimientos históricos de aquellos días, pienso que hay que precisar más cosas y más detalles: a qué hora parte Camilo hacia la capital, a qué hora parte el Che, qué día y hora exacta arriban al campamento de Columbia y la Cabaña, respectivamente, en qué momento controlan allí la situación”.

 

Siempre pensando en la juventud, a ellos les insistió reiteradamente sobre el mismo aspecto. “[…] creo que ese manantial rico, maravilloso, de historia, tenemos que hacer que se conozca, que lo conozcan los niños, los adolescentes, los estudiantes, los jóvenes, el pueblo; que no se olvide nunca, porque de esa historia surgió la Cuba de hoy […]”.

 

Cada detalle ratifica la relevancia que le confirió siempre a todas nuestras contiendas. “[…] Pero vean ustedes la importancia de las ideas, de los conceptos, de la claridad de pensamiento en cada uno de los momentos decisivos de la historia; porque quedan todavía, incluso, reminiscencias de aquellos tiempos […]”.

 

Entre narraciones acerca de los grandes hechos que se originaron en la provincia de Santiago de Cuba, reafirmó que dichos hechos y factores influyeron enormemente en el curso de la victoria, sobre todo, en la última lucha de liberación. Ideas y sentimientos que se sintetizaron aquel primero de enero de 1959.

 

Admiró Fidel la prolongación de ese espíritu hasta ese propio aniversario XXX del triunfo, validado en las misiones internacionalistas con participación ejemplar del pueblo revolucionario en Cuito Cuanavale, Angola, frente a cada desafío y tarea difícil. Sentimientos patrióticos e internacionalistas sembrados desde Yara, Baraguá, Baire y que continuaron en el Moncada y en el Granma hasta que emergieron luminosos en 1959.

 

“[…] no se forjaron en un día nuestros sentimientos y nuestra historia; pero sí tengo la convicción de que esos sentimientos han sido capaces de alcanzar un grado muy alto, ¡un grado muy alto!, de lo cual hoy podemos enorgullecernos, y estoy seguro de que se enorgullecerían de ello también nuestros antepasados […]”.

 

La solidaridad y el ejemplo de Cuba para el resto de las naciones, impregnadas en el pueblo hasta hoy, merecieron también las reflexiones de Fidel. “[…] en estos tiempos de confusión en que nuestra Revolución, que tanto asusta a los reaccionarios en el mundo y que tanto asusta al imperio, se yergue como un faro de luz ante los ojos del mundo; en estos instantes y en este primero de enero, podemos afirmar que estamos conscientes de la enorme responsabilidad que ante los pueblos del mundo, ante los trabajadoes del mundo y fundamentalmente ante los pueblos del Tercer Mundo tiene hoy nuestro proceso revolucionario, y que sabremos estar siempre a la altura de esa responsabilidad […]”.

 

Recordó la heroica Protesta de Baraguá que nos enseñó la intransigencia revolucionaria, la lealtad a los principios. Pues, para él el significado de cada Primero de Enero entraña tanto, que no por mucho que se mencione llegamos a captar su dimensión moral e histórica.

 

Entre exclamaciones y aplausos Fidel anunció a los santiagueros que aunque hubiese que remozar más de una vez ese edificio y fortalecer sus balcones, alguien iría a ese mismo sitio a hablarles.

 

“[…] aquellos que sueñan con que la Revolución podrá ser alguna vez batida, se engañan; aquellos que sueñan tales desvaríos ignoran que esta Revolución, que es la continuación de la historia de nuestra patria, su etapa más alta —pudiéramos decir—, cumplirá los 40, cumplirá los 50, cumplirá los 60 y cumplirá los 100 años, y muchos más años, de eso no tenemos duda […]”.

 

Otra vez ¡Patria o Muerte! ¡Venceremos!, Fidel expresa entusiasmado la consigna que nos impulsa a la lucha. Todo parece una realidad, y es que contamos con la visión de ese profeta, cuyo decir de ayer deviene guía para el presente y futuro de Cuba.

 

Nota:

 

Trabajo publicado en la revista Verde Olivo No. 6 de 2018, pp.4-9.

  • A treinta años del triunfo de la Revolución Cubana, este balcón fue, como en 1959, escenario para el reencuentro de Fidel con los santiagueros. Foto: Archivo de la Casa Editorial Verde Olivo

  • Parte militar de la toma de Palma Soriano, redactado por Fidel y transmitido por Radio Rebelde. Foto: Archivo de la Casa Editorial Verde Olivo

  • Desde la ciudad palmera, el líder de la Revolución lanzó su histórica alocución al pueblo de Cuba. Foto: Archivo de la Casa Editorial Verde Olivo

  • Con su habitual oratoria el Comandante en Jefe reunía multitudes y estremecía el espacio físico donde se pronunciaba. Foto: Liborio Noval

  • Su vínculo con el pueblo era palpable en medio de conmemoraciones y acontecimientos. Foto: Juvenal Balán

  • En su discurso ratificó los logros profesionales alcanzados hasta ese momento; superados en la actualidad gracias a la obra de la Revolución. Foto: Boris F. Atiénzar Viamontes

  • La infinita confianza de Fidel en la juventud cubana deviene herencia y continuidad histórica. Foto: Delfina Díaz

  • El espíritu solidario mostrado siempre por el pueblo cubano en otras latitudes, valida la calidad de la obra revolucionaria.

  • El llamamiento del Comandante en Jefe a que los niños, adolescentes y jóvenes conozcan la historia de Cuba es prédica constante en nuestro sistema educacional. Foto: Cortesía Bohemia

  • Reconoció en su intervención el papel de las Fuerzas Armadas Revolucionarias como sucesora del Ejército Rebelde. Foto: Yaima García Vizcaíno

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