Dos banderas: dos anécdotas
La bandera de La Demajagua.
Todo estaba bien planificado. Céspedes sabe que no hay alternativa a la lucha armada. Va a liberar a los esclavos para que se incorporen a la insurrección anticolonialista, y él mismo se alista para encabezarla.
No obstante, faltaría un estandarte que identificara la gesta. Se pensó en la bandera de Narciso López; pero todo indicaba que hubo errores al tratar de reproducirla, y además el Padre de la Patria quería su propia enseña.
Céspedes pensó, entonces, en copiar algunos elementos de la bandera de Chile puesto que este país tenía una tradición de lucha anticolonial desde principios del siglo XIX. En este período, las reuniones independentistas públicas y privadas en esa nación austral se repetían sin cesar.
El 12 de febrero de 1817, el general argentino José de San Martín expulsó a los españoles y entró triunfante en Santiago de Chile. Dejó en la gobernatura al también general chileno Bernardo O´Higgins, quien era considerado como un buen líder y amante de su patria.
Todo este proceso fue seguido por los independentistas cubanos. Además, por la década de 1860 el agente especial chileno en Nueva York, Benjamín Vicuña se oponía fuertemente contra la dominación española en Cuba y Puerto Rico e instaba a sus pueblos a rebelarse contra la Península.
Ese era el proyecto: hacerle algunas modificaciones a la hermana y heroica bandera chilena y enarbolarla como símbolo de rebeldía nacional. Los colores eran idénticos, variaba su disposición; ahora solo faltaba conseguir las telas necesarias para confeccionarla.
Durante toda la mañana del 10 de octubre, se buscaron las telas adecuadas sin lograrlo. Ya Céspedes había diseñado la imagen última de la bandera de Yara, y mandó a llamar a la hija del mayoral del ingenio, la joven Candelaria Figueredo (Cambula).
Le explica el poco tiempo que tienen para hacerla, y Cambula toma de inmediato un mosquitero para conseguir el color rosado intenso, un corpiño para el blanco y luego un vestido propio para el azul.
El joven patriota Emilio Tamayo recorta una estrella de cinco puntas en un papel que la hija del mayoral pega en la sección roja de la tela. ¡Ya está el estandarte de la Revolución de Yara! Con un asta improvisada Cambula sale al patio del ingenio portando la bandera, donde los futuros hombres libres se aglomeran y la vitorean. Suena gloriosa la campana de La Demajagua ¡Comenzó la Guerra de los 10 Años!
Destinada a Máximo Gómez
Ya la bandera ideada para Cuba por el general venezolano Narciso López había sido confeccionada. Emilia Casanova, la esposa del novelista cubano Cirilo Villaverde, hizo una copia exacta pero de seda; en torno al triángulo la siguiente inscripción: AL INVICTO GENERAL MÁXIMO GÓMEZ.
El hermoso obsequio de Emilia lo recibió el Generalísimo cuando comandaba la División Cuba. Se sentía orgulloso de poseer esa sagrada insignia, y nunca la sacaba de su funda argumentando que podía decolorarse o deteriorarse. Le encomendó a su ayudante, el viejo Eduá, que la guardase junto con su ropa militar, y si por algún motivo tuviese que abandonar el ropero, que mantuviese la bandera.
Pero Eduá no recordó esa orden cuando el 19 de diciembre de 1872 las tropas cubanas, en retirada, tuvieron que enfrentarse en las Lomas del Jíbaro, en Holguín, a las huestes del coronel español Gómez Diéguez en intensísimo combate. Eduá lo dejó todo y huyó.
El Generalísimo montó en cólera, pues con su nombre inscrito en la bandera, el enemigo podía vanagloriarse de una derrota con supuesta huida estrepitosa incluida.
Más tarde, en 1875, el teniente coronel mambí Limbano Sánchez ataca el poblado de Yabazón Abajo. Los habitantes huyen y los asaltantes registran las casas. Uno de ellos encuentra un bulto en una de las moradas que parecía tener un abrigo.
Cuando lo abre, se encuentra la bandera con la inscripción de Gómez, y se lo lleva a Limbano Sánchez, que debía devolverla al general dominicano.
Limbano se niega a retornarla a su legítimo dueño y tuvo que enfrentarse a él nada menos que el general Antonio Maceo y Grajales, quien con su enorme influencia moral lo obligó a devolver la enseña nacional que con tanta devoción y cariño había bordado la patriota Emilia Casanova para el líder guerrillero dominicano.
Fuentes consultadas
Bohemia 3/7/1970, No. 27
Bohemia 10/12/1976, No. 50
Toledo, Luis. Una vez más bandera. Bohemia, 25/5/19/1957, Año 109, No.1.
Diago Izquierdo, Olivia. Vestidas de Patria. La Habana, Ed. Verde Olivo, 2019.
Luján O´Farril, Ana María. Patriotas Cubanos. La Habana, Ed.
Abril, 2010, Cuaderno VII.
Diccionario Enciclopédico Abreviado. Madrid, Editorial Espasa-Calpe, 1957, pág 203. .
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