¡Aquí yace José Antonio Saco!

26 de Septiembre de 2025

Ideas sobre la incorporación de Cuba a los Estados Unidoses considerado el texto más brillante de toda la producción política de José Antonio Saco. Foto: Cortesía de la autora

 

Durante la segunda década del siglo XIX, la condición de Cuba como colonia resultaba cada vez más impopular. El conjunto de circunstancias que favoreció la independencia en casi toda América española también impactaría la isla: el pensamiento separatista y republicano comenzó a surgir como una solución para una colonia en decadencia. No obstante, las ideas reformistas liberales emergían como una alternativa menos radical y probablemente más realista y objetiva. No faltó, tampoco, quien alentara la anexión a los Estados Unidos. Tal confrontación de doctrinas duraría aproximadamente un siglo.

 

En semejantes circunstancias políticas, la figura de un hombre marcaría la diferencia: José Antonio Saco y López Cisneros trascendería como uno de los intelectuales más lucidos y polémicos del siglo XIX. La esencia de su obra y pensamiento articulaba un proyecto de nación que, aún dentro del marco español, buscaba modernizar a Cuba y rechazaba abiertamente la esclavitud y las intenciones anexionistas.

 

A pesar de que la Isla iba tarde en el camino de la independencia del dominio colonial —comparada con naciones hermanas del continente—, no es menos cierto que la condición insular limitaba las posibilidades de una insurrección con apoyo externo. Y por otra parte estaba la esperanza, ostensible para aquel momento, de que un régimen liberal en la metrópoli podría aportar un estado político de libertad y bienestar. Las ideas independentistas, si bien claras y definidas por un grupo de intelectuales y una fracción de abolicionistas blancos, no cuajaba aún en el apenas estrenado siglo como una posibilidad que resultara en éxito como el caso de Haití, por poner un ejemplo. Y como tal, Saco defendería su postura en una época fecunda del pensamiento filosófico y de las ideas para la isla de Cuba.

 

Nacido en Bayamo el 7 de mayo de 1797, cursó sus primeros estudios de Filosofía y Derecho en Santiago de Cuba. Posteriormente, se traslada a La Habana y bajo la tutela de Félix Varela estudia en el Seminario de San Carlos y se gradúa en Ley Civil. También ingresa en la Real y Pontificia Universidad de San Gerónimo de La Habana y se titula en Filosofía.

 

La influencia de Varela en el pensamiento de Saco trasciende las ideas políticas y filosóficas. Ejerció la pedagogía y colaboró en publicaciones —editó y dirigió otras tantas— donde criticaba abiertamente el colonialismo español y la esclavitud. De su maestro aprehendió la conveniencia de dotar a Cuba de un régimen autonómico que tuviera por base la existencia de un congreso insular permanente.

 

Pero fue su pertenencia a la recién fundada Academia Cubana de Literatura lo que despertó la inquietud de sombrías figuras que presionaron para el cierre inmediato de la temida institución. Saco no pudo contenerse ante semejante absurdo y esgrimió una profunda y sentida defensa: «Vibran también contra ellos [académicos e intelectuales] el rayo de la política, pero de una política oscura a la que con énfasis malicioso se alude siempre que los perversos quieren desbaratar los planes de los buenos».1

 

Sería este el punto de giro que condicionó la orden de exilio a manos del Capitán General Miguel Tacón en el año 1834; unido a la influencia —cada vez mayor y más amenazante para la ideología colonial— que como maestro ejercía en el pensamiento de la juventud intelectual insurgente. Se había convertido en el polemista más vigoroso de Cuba.

 

Colegas e intelectuales de su generación reaccionaron apasionadamente ante semejante injusticia. El licenciado Blas Osés, vicedirector de la Academia, escribió en carta a Domingo del Monte: «La defensa de Saco no puede estar mejor, y si nuestros enemigos tuviesen vergüenza, se caerían muertos al leerla».2El presbítero Francisco Ruiz, profesor de Filosofía en el Seminario de San Carlos, en cambio, apuntó directamente a la figura del Conde Villanueva como instigador de tal decisión de Tacón: «Se sabe que el Intendente [Conde de Villanueva] tuvo una larga sesión con el General un día o dos antes de que se diese el pasaporte. Vomitaría por supuesto todo el veneno que le ha hecho tragar Saco».3

 

Igualmente,su destierro no impidió que continuara siendo portavoz de esa minoría criolla que pugnaba por autonomía y cambios sociales.Su producción escrita recoge dos grandes cuestiones, vitales para él, con respecto a Cuba: libertades políticas y la supresión del comercio de esclavos. Tampoco cedió en su postura en contra de la anexión a Estados Unidos. Entendía que tal situación no sería favorecedora en lo absoluto para la Isla, que se convertiría en un estado marginal del país norteño y perdería su naciente identidad: «[…] la nacionalidad es la inmortalidad de los pueblos y el origen más puro del patriotismo».4

 

Aunque nunca más volvería a residir en la Isla, su figura alcanzaría,incluso en el exilio, mayor relieve que la de ningún otro cubano de su generación. Y si bienes cierto que Saco no incitó directamente la independencia de Cuba, no fue por no haberla deseado, sino porque entendía—así como lo hizo Varela— que las condiciones ideológicas no eran favorables aún: «Si algún día se acomete una revolución, sea solamente cuando se tenga la certeza de que redundará en bien y gloria de nuestra patria».4

 

La vida de este ilustre pensador se apagó el 26 de septiembre de 1879 en Barcelona. Dejó escrita su voluntad del reposo eterno en su Isla y, como evidencia, un epitafio excepcional: «¡Aquí yace José Antonio Saco, que no fue anexionista, porque fue más cubano que todos los anexionistas!»

 

Sin lugar a dudas, si Cuba debe a alguien el nacimiento de una conciencia nacionalista que sería clave en el pensamiento independentista cubano, ese hombre sería José Antonio Saco.

 

Referencias:

  1. José Antonio Saco.Justa defensa de la Academia Cubana de Literatura contra los violentos ataques que se le han dado en el «Diario de La Habana», desde el 12 hasta el 23 de abril del presente año.Imprenta de Tiburcio Campe, 1834.
  2. Blas Osés en carta a Domingo del Monte. Centón epistolario de Domingo del Monte. La Habana, 1924.
  3. Palabras de Francisco Ruiz recogidas en el acápite «Supresión de la Academia y destierro de Saco» perteneciente al libro Panorama histórico de la literatura cubanaTomo Ide Max Henríquez Ureña. Editorial Félix Varela. La Habana, 2006.
  4. José Antonio Saco.Colección de papeles científicos, históricos, políticos y de otros ramos sobre la isla de Cuba, ya publicados, ya inéditosVolumen III.Barcelona: Imprenta de Jaime Jepús, 1877.

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